El castillo de Versalles recupera su esplendor


El Castillo de Versalles, visto desde los extensos jardines traseros, donde se ubica la mayorí­a de las estatuas restauradas en los últimos años. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Cuando el doctor Philippe Hervé vio la estatua del busto de Asclepios, dios griego de la medicina, cubierta de moho en el magní­fico jardí­n del Castillo de Versalles, en las afueras de Parí­s, decidió que debí­a responder al llamado de los curadores del lugar y convertirse en mecenas.


El Salón de los Espejos, el más célebre de Versalles, sirvió en la época de los reyes para ser la sede de fastuosas fiestas. FOTO LA HORA: ARCHIVO

El Dr. Hervé, apasionado de la historia, en especial de «historia antigua», se sumó a los numerosos mecenas privados que participan en el programa «Adopte una estatua», cuyo objetivo es conseguir fondos para los trabajos de restauración de la residencia real de los reyes Luis XIV, XV y XVI en los siglos XVII y XVIII.

«No podí­amos dejar a Asclepios allí­, cubierto de moho», dijo Hervé riéndose de su propia decisión. «Como es el dios de la medicina, me dije que tení­a que adoptarlo», añadió.

Los directores del castillo tuvieron una exitosa primera experiencia en la búsqueda de fondos cuando, luego de una violenta tormenta en 1999, lanzaron el programa «Adopte un árbol» por unos 150 euros cada uno. Alrededor de 10 mil árboles encontraron entonces un mecenas.

El mes pasado lanzaron la operación «Adopte un banco», destinada a restaurar los 170 que están repartidos en la propiedad.

Los mecenas interesados deberán donar 3.800 euros (unos 5.300 dólares) para el trabajo. A cambio, le pondrán una pequeña placa al banco con el nombre del donante.

Los últimos cuatro años, los directores del Castillo de Versalles buscaron generosos donantes dispuestos a dar entre 3 mil y 30 mil euros (unos 4.200 a 42 mil dólares) para ayudar en la restauración de una de las obras de la majestuosa propiedad.

Hasta ahora se levantaron dos millones de euros de mecenas privados, dándole una nueva vida a 86 estatuas y jarrones del castillo, uno de los sitios turí­sticos más visitados de Francia.

Luego de unos meses de trabajo, Asclepios recuperó su esplendor y regresó a completar el decorado del anfiteatro del Gran Trianón, el jardí­n privado del rey.

«Está magní­fico», se exclamó Herve. «Tiene un aspecto orgulloso y una mirada sagaz», añade.

Clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la propiedad del Castillo de Versalles lanzó en 2003 un vasto programa de restauración que durará 20 años y que reposa en gran parte en las donaciones de empresas y de particulares.

Los trabajos de restauración más importantes que se completaron hasta ahora incluyen al Pequeño Trianón, la puerta real y la Galerí­a de los Espejos.

Con su contribución, la abogada Catherine Posokhow permitió que la estatua de Apolo, que languidecí­a junto al Estanque del Espejo, recuperara el anular izquierdo y parte de sus paños.

Una pequeña placa en reconocimiento a su generosidad fue ubicada al pie de la estatua.

«Por supuesto que es gratificante», indicó Posokhow. Pero no sólo eso, también es interesante desde el punto de vista impositivo, ya que para ella, como para cualquier mecenas residente en Francia, donar para restaurar una obra le da la posibilidad de deducir fiscalmente el 66% de la suma.

«Tengo que pagar impuestos, de esta manera sé a donde va mi dinero», dijo.

Posokhow añadió que estos programas para juntar fondos no atraen solamente a los personas adineradas, pues muchas restauraciones se hacen gracias a pequeños mecenas que donan 150 euros a la Asociación de Amigos de Versalles.

«Es para todos los bolsillos», afirmó.

Más de tres millones de turistas visitan cada año el Castillo de Versalles para admirar, pieza por pieza, esta residencia real.