El caso Ríos Montt desnuda la dependencia del amparo y sobre todo de la Corte de Constitucionalidad


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“Juicio contra Ríos Montt es una prueba de fuego”

“La mayoría de jueces son buenos, y lamentablemente los que salen a exposición pública, por lo general, es por un señalamiento”

«Esa corrupción invisible también está minando al sistema judicial. Sí le está afectando bastante.»

POR JODY GARCIA
jgarcia@lahora.com.gt

El exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Luis Fernández Molina, habló sobre lo que representa para el Sistema de Justicia guatemalteco el juicio contra Efraín Ríos Montt, exjefe de Estado y José Mauricio Rodríguez Sánchez, exjefe de inteligencia militar, que ha sido calificado como un proceso “histórico” y sin precedentes en el país.

La Hora: El juicio contra Efraín Ríos Montt, exjefe de Estado, ha dado espacios para cuestionarse la funcionalidad del Sistema de Justicia guatemalteco. La fiscal general, Claudia Paz y Paz, en una entrevista a una agencia de noticias internacional, incluso lo calificó como “un termómetro» que servirá para medir los avances de la justicia en el país. ¿Qué impacto considera que tendrá este proceso en el poder judicial?

Luis Fernández Molina: Este caso es una prueba de fuego, en el sentido que nadie pensó que se iba a atrever a juzgar a un exjefe de Estado y más por un delito gravoso, que es el genocidio. Ahora yo siento que el sistema, me refiero al protocolo, a las formas de un proceso, todavía no están bien definidas, es decir la estructura del edificio no está hecha para la sacudida de un terremoto de esa magnitud.

El Código Procesal Penal tiene más de 154 reformas, y por lo tanto estamos hablando de una actualización permanente y una derogatoria de normas anteriores, o sea está todavía en proceso, no está suficientemente pulido el sistema. Se trató de implementar el juicio oral y es un avance, pero no sé hasta dónde estamos preparados para él. No me estoy refiriendo a cómo se recogen los hechos que se desarrollan, sino en la medida que más oral sea menos amarrado a fórmulas va a ser, es un poco más libre.

De allí que me levanto, que no me levanto, que salga, que no pueden salir; situaciones para las que nuestra cultura no está preparada.

LH: ¿El Sistema de Justicia está preparado para diligenciar procesos altamente mediáticos, para soportar presiones políticas?

LFM: No vamos a negar que existan presiones. Lo que más me duele y me afecta es que la mayoría de jueces son buenos jueces, y lamentablemente los que salen a exposición pública, por lo general, es por un señalamiento. Se critica mucho, pero son pocos a los que se les felicita. Yo siento que los jueces van por buen camino de preparación; cuando estuve en la Corte detecté, no voy a decir la independencia, pero sí la personalidad de muchos jueces que se mostraban bastante celosos de su círculo, de su juzgado, poniendo límites de forma muy atenta y respetuosa de lo que un magistrado de la Corte Suprema o de Sala puede interferir, que por supuesto no debe intervenir.

Cada vez nos hacemos más a la idea de esa independencia interna. El otro problema es la independencia externa, que efectivamente los gremios castigan, porque tiene más impacto el hecho de castigar y de alguna forma yo sí creería que en más de algún juzgador influye.

LH: ¿Podría llegar el Sistema de Justicia a ver sus propias deficiencias con el juicio histórico por genocidio?

LFM: Afirmativo, y aquí retomo las palabras de la Fiscal en el sentido de que es un buen examen, es una prueba de fuego, para que después de 20 años del Código Procesal Penal se cuestione qué tan eficiente es, pero no solo me refiero al aspecto del proceso sino también a los actores, qué tan preparados están para desempeñar a cabalidad un juicio de esta naturaleza, y cualquier otro juicio.

En el caso de Ríos Montt hay mucho problema precisamente por estos ajustes a los procesos que se han ido haciendo. He platicado con mucha gente en la calle que no entiende la diferencia entre Juzgado de Mayor Impacto A, Tribunal de Mayor Impacto A, jueza Carol Patricia Flores y jueza Yassmin Barrios. Se les vuelve un lío.

Pero, ¿qué era inicialmente? El Juzgado Penal de Instrucción preparaba la fase intermedia y la prueba, y el Tribunal de Sentencia, donde se diligencia el debate. Pero ahora con lo de mayor impacto, que de alto riesgo, a y b, en el fondo uno es juzgado y otro tribunal, con tres jueces…

Por otro lado, el caso desnuda la dependencia del amparo y sobre todo de la Corte de Constitucionalidad (CC); es increíble la dependencia a esa instancia. Al final quien establece todos los procedimientos es la CC: “devuélvaselo”, “no”, “regréseselo”; evidencia que no hay procedimientos previamente establecidos.

Insisto en que no estamos preparados para un procedimiento. Hablemos de los sujetos y hablemos de procesos. El Ministerio Público está agotado, y no es culpa de la entidad que se cometan tantos delitos todos los días, todos los días, ¿quién lo va a investigar?

Vemos películas y series de investigadores y criminales y nos quedamos asombrados, en cómo es que dos personas se dedican en tiempo completo a un asunto, aquí un investigador tiene 60 asuntos y sin el auxilio técnico y eficaz de un cabello, de pruebas se semen, de saliva, de sangre, de balística. Eso es una gran falla en el sistema y los aspectos técnicos de la investigación, que se ha mejorado un poco, pero donde todavía nos falta mucho.

LH: ¿Enredar los procesos legales con resoluciones puede ser una estrategia de dilación e impunidad?

LFM: Enredar los procesos es una estrategia que se usa mucho en lo laboral, en asuntos civiles pesados. Enredar es una forma de ir ganando tiempo y segundo, mientras más se enreda más resoluciones se provocan y mientras más resoluciones se generan, más errores se pueden cometer, con el incremento de errores se autoalimenta el proceso y más impugnaciones se pueden plantear.

En general se emplea, y en el caso de Ríos Montt puede ser que haya sido fortuito, pero es una estrategia que se emplea con el objeto de dilatar el proceso, agotar, cansar y mientras más se exija a un tribunal, más resoluciones van a ver y de esta forma más probabilidad de errores.

LH: ¿Qué importancia tienen el lenguaje y órdenes claras en el Sistema de Justicia, desde que se interponen las acciones hasta que son resueltas por los órganos correspondientes?

LFM: ¡Si la Corte de Constitucionalidad que debe ser la roca firme de estabilidad y de fijeza, el cimiento inconmutable nos falló! ¿Qué le dijo al Congreso de la República, con las interpelaciones hace dos meses? Sí, la Corte puede intervenir y dar órdenes al Congreso, así que suspenda la interpelación, en ese ínterin escojan las Comisiones de Trabajo y terminado esto, continúen con sus interpelaciones. Está bien.

Ahora que lo pide otro diputado le dicen `no se puede usted, disculpe, porque el Artículo 166 de la Constitución, último párrafo establece en pocas palabras que las interpelaciones son privilegiadas y que ningún poder o entidad puede interferir´.

Entonces, ¿en qué quedamos? Es una misma Corte y los mismos integrantes. Pero, lo que quiero decir con esto es que si a ese nivel hay interpretaciones, imagínese a otros niveles. Hay bastantes interpretaciones.

LH: Desde su participación como magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), ¿considera que la influencia de las personas procesadas sí puede llegar, incluso a cambiar su situación ante los órganos de justicia?

LFM: Más de algún juzgador tomará en cuenta ese aspecto subjetivo en su decisión. Parte del problema en Guatemala no es que per se la corrupción en el sentido del dinero que circule, y no estoy diciendo que no haya, habrá, pero el compadrazgo, las amistades y los abonos en beneficio de una exitosa carrera, en este caso judicial, en el sentido comisiones de postulación, porque para cualquier puesto de magistrado de la CSJ o de Sala necesito votos, y la forma de obtenerlos es quedar bien con determinada iniciativa o determinado grupo.

Lamentablemente eso sí incide en más de algún juzgador.

LH: ¿Hasta dónde llega la corrupción en el Poder Judicial?

LFM: La corrupción la divido en dos. La que se presenta desnuda de dinero y de favores específicos, y la otra que es la que se presenta invisible pero igualmente dañina, que es compadrazgos. La mayoría de abogados que litigan fueron oficiales de tribunales o incluso jueces, entonces es un círculo muy conocido, muy de compadres, y esa corrupción invisible también está mimando al sistema judicial. Sí le está afectando bastante.

LH: ¿Qué necesita el Sistema de Justicia para alcanzar una verdadera independencia judicial?

LFM: En primer lugar, cambiar la calificación de los jueces, en términos generales. Segundo debería haber mayor estabilidad de jueces, porque aquí no la tienen, y puede que el juzgador sea muy bueno, pero recibir presiones de magistrados de Sala o de la Suprema, lo pueden confundir en cuanto a su decisión.

La estabilidad a la que me refiero es que se fortalezca la carrera judicial. Hay quienes no están de acuerdo, porque piensan que si es un mal juez cómo podríamos sacarlo, porque prácticamente serían vitalicios, pero claro, hay que calibrar bien los mecanismos que tenemos de retirar a jueces que son malos, pero los que son buenos hay que mantenerlos con esta seguridad en su puesto de trabajo.

Ahorita ya estamos hablando que dentro de un año empieza el movimiento, iniciará la agitación en el grupo porque ya viene la elección de la CSJ y nueva Corte de Apelaciones. Hablando de la integración, en la primera son 13 y en la segunda Corte son 150 magistrados.

Muchos se dejan influenciar, no solamente por acceder a una buena posición; muchos llegan al punto de decir `conservo mi chance´, porque hay una gran cantidad de magistrados de Sala que ya llevan dos o tres períodos en ese puesto, que no les confirmen en octubre un nuevo período de cinco años, significa que se quedan en la calle, y después de estar tanto tiempo sin oficina. Hay que agregar que con más de 50 años abrir una oficina deviene muy difícil.

Entonces, de alguna forma más de alguno será plegadizo a ciertos grupos y ciertos intereses, porque estos grupos a su vez me van a apoyar para que yo esté en la lista de magistrados de apelaciones, ya que con las circunstancias anteriores me espanta el escenario de regresar a la calle, y por ende me acomodo a una iniciativa para obtener respaldo ante las nuevas elecciones.

«La corrupción la divido en dos. La que se presenta desnuda de dinero y de favores específicos, y la otra que es la que se presenta invisible pero igualmente dañina, que es compadrazgos. La mayoría de abogados que litigan fueron oficiales de tribunales o incluso jueces, entonces es un círculo muy conocido, muy de compadres, y esa corrupción invisible también está minando al sistema judicial. Sí le está afectando bastante».