Existe una generalizada impresión, basada en la realidad, de que el caso Rosenberg queda cojo en tanto no sea resuelto el asesinato de los señores Musa, puesto que no hace falta mayor esfuerzo para entender que el abogado que se inmoló genuinamente estaba convencido de que la pareja de empresarios había sido víctima de una conjura. La misma Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, al dar a conocer sus conclusiones respecto a la peculiar muerte de Rodrigo Rosenberg, hizo énfasis en ese criterio.
Hoy se cumple un año del asesinato de los señores Musa, padre e hija, hecho que al final detonó una verdadera crisis política en el país por el impacto que tuvo en la personalidad y la mente del abogado Rosenberg Marzano. No hay, hasta donde se sabe, mayores avances concretos en la investigación de este crimen, puesto que la investigación inicial se realizó conforme a la costumbre, es decir, de mala manera sin profundizar cuidadosamente en las pistas, pero la CICIG sigue investigando y es de esperar que ese esfuerzo pueda producir resultados. El punto es que Rodrigo Rosenberg, como bien lo explicó el doctor Castresana, se convenció genuinamente de que los señores Musa habían sido asesinados como consecuencia del fallido nombramiento de don Khalil Musa para presidir Banrural y su incapacidad para aportar pruebas fehacientes de su teoría le llevó, en un extraño proceso mental, a planificar y ejecutar su propia muerte. Más allá de si pretendía generar la crisis política, indudablemente sí pretendía esclarecer el asesinato del empresario y de su hija Marjorie o, por lo menos, difundir su teoría de lo que había ocurrido. A un año de distancia y sin mayores avances, queda aún el espacio para que una sociedad que es muy dada al rumor, a las bolas, pueda seguir haciendo sus propias elucubraciones de lo que ocurrió hace doce meses y de por qué fueron asesinados los dos empresarios. Pero desde el punto de vista de la justicia es importante que se pueda conocer el avance de investigaciones que tienen que ir en muy variadas líneas porque no se puede afirmar ni descartar ninguna teoría. En pocos días se estará cumpliendo el primer aniversario de la muerte del mismo Rosenberg, hecho desentrañado por la investigación profesional realizada por CICIG desde el principio y que debe ser ejemplo de cómo tiene que actuar nuestro Ministerio Público en el manejo de la escena del crimen y al recabar informaciones. En cambio, el caso Musa parece ser lo contrario: el ejemplo de cómo se maneja la investigación tradicionalmente en Guatemala, impidiendo buenos resultados.