Michael Schumacher, por entonces una promesa de la Fórmula 1, lo vivió muy de cerca: el alemán rodaba pocos metros detrás de Ayrton Senna cuando el piloto brasileño perdió el control de su Williams en la vuelta siete del Gran Premio de San Marino y se salió en la curva Tamburello.
Instantes después de chocar contra el muro aquel 1 de mayo de 1994, el cuello de Senna ligeramente ladeado hacia la derecha hacía temer lo peor a los aficionados al motor en un fin de semana negro. El piloto falleció pocas horas después, pero su carisma está intacto 20 años después de su muerte.
«Imola fue un desastre. No pudo ser peor y los días de después fueron muy amargos», recordó Schumacher.
Para Bernie Ecclestone, dueño de los derechos de comercialización de la Fórmula 1, la muerte del tres veces campeón del mundo fue como «ver a Jesús siendo crucificado en directo».
Senna fue trasladado en helicóptero a un hospital después del violento accidente (ver video en YouTube: http://dpaq.de/KIo5N). Y cuatro horas después, la doctora de la clínica Maggiore de Bologna, Maria Teresa Sandri, confirmó a las 18:05 la muerte a la cadena italiana RAI. Hasta ese momento existió la esperanza de que Senna, de 34 años, pudiera sobrevivir.
«Iba justo detrás de él y vi el accidente», dijo Schumacher. «Pero no pensé en ningún momento que fuera a ser tan grave».
El Williams de Senna se salió del trazado a 321 kilómetros por hora y, según los datos que aportó al telemetría, chocó contra el muro a 214 km/h.
Una falla en la barra de dirección del vehículo pudo causar el accidente. Supuestamente Senna había instado sus técnicos la recomposición de esa pieza. La rueda delantera derecha salió disparada del vehículo y golpeó al brasileño, pero aún hoy después de los largos procesos judiciales no se sabe con exactitud por qué Senna perdió el control de su bólido.
Con tres títulos, 41 victorias y 65 poles, Senna no sólo es uno de los pilotos más exitosos de la historia de la Fórmula 1. El brasileño era dueño de un aura especial. Nadie dudaba de su carisma.
«Senna era un tipo increíblemente carismático, un piloto sensacional que corría espectacular en lluvia. Una excepción», señaló el tres veces campeón del mundo Niki Lauda a la versión online de la revista «Auto Motor und Sport».
El piloto austríaco Gerhard Berger, compañero muchos años de Senna en la escudería McLaren, calificó al brasileño de «como el mejor y más carismático piloto» que conoció en el paddock. «Y con diferencia».
«Nadie era tan inteligente, tan ambicioso y tan centrado. Y me atrevería a extenderlo a Michael Schumacher y a la generación de ahora con Sebastian Vettel y Fernando Alonso»
Schumacher, que no tenía una relación cercana a Senna, recibió la muerte del sudamericano con dolor. «Durante mucho tiempo no estaba seguro de si quería seguir siendo piloto o de si podía pilotar como hasta ahora», señaló el alemán en una entrevista con dpa dos semanas después del fin de semana negro en Imola.
Y es que la muerte de Senna fue el momento más trágico de un Gran Premio para el olvido. Su compatriota Rubens Barrichello salió prácticamente ileso después de volar literalmente con su Jordan-Hart y chocar contra una valla en los entrenamientos del viernes.
El sábado, Roland Ratzenberger murió en el que era apenas su tercer Gran Premio. El austríaco de 33 años perdió el control de su Simtek-Ford al quedarse sin alerón, se salió de la curva Tosa a 314 km/h y chocó frontalmente contra el muro.
Ya el domingo, el portugués Pedro Lamy golpeó fuertemente al Benetton del finlandés JJ Lehto en la salida y varias partes del coche llegaron hasta la grada, hiriendo a nueve espectadores. Neutralizada la carrera por el safety car, el Gran Premio se relanzó.
Pero ni cuando Senna se salió en Tamburello terminó el desdichado Gran Premio. Tras media hora de interrupción, la tercera carrera de la temporada se reanudó y Schumacher conquistó la victoria, pero antes cuatro mecánicos sufrieron lesiones al ser golpeados por una rueda del bólido de Michele Alboreto durante una parada en boxes.
«No puedo alegrarme por la victoria en absoluto», dijo Schumacher en la rueda de prensa del 1 de mayo de 1994.
Senna quedó muy dolido el sábado con la muerte de Ratzenberger. El campeón quiso volar a la clínica Maggiore para visitar a su amigo, pero no se lo permitieron.
El día de la carrera, Senna hizo una visita a la curva donde perdería la vida después. Parecía como si tuviera un mal presentimiento. El rostro del carismático piloto estuvo apagado y deprimido a lo largo de todo el fin de semana.
Después de dos accidentes en las dos carreras anteriores, Senna llegó a Imola muy presionado por ganar. El casi único favorito al título había cambiado McLaren por Williams, la casa de su íntimo enemigo, el francés Alain Prost, para intentar ganar su cuarto título.
«Espero que ahora comience para mí el Mundial», dijo Senna antes del fatídico Gran Premio de San Marinob donde dejó huérfana a la Fórmula 1.