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Esa es la descripción de un día normal en el tránsito de la Capital. El caos se apodera de la Ciudad y nadie impone el orden.

El calor es abrasador adentro del auto, al punto que el aire acondicionado pareciera sucumbir justo al mediodía. Sandra Gutiérrez tiene el volante en sus manos y va camino a una cita para ofrecer productos farmacéuticos, pero no puede bajar los vidrios para recibir un poco de aire porque teme ser una víctima más de los asaltos perpetrados desde motocicletas.

“Se supone que las motos no deben circular entre los carros y deberían hacerlo en un carril, pero aquí cada quien hace lo que le da la gana. Las leyes se hacen para no cumplirse y los ‘vivos’ se aprovechan de eso, les va bien”, dice la joven, que desde hace cinco años tienen un permiso de conducir y desde hace tres maneja un auto compacto.

Sandra detiene su automóvil cuando un semáforo de la Avenida Reforma, en la zona 10, marca la luz roja y solo unos instantes después tres motociclistas se detienen a los costados. “Es  lo que digo, las leyes no le importan a la gente, y sobre todo en el tránsito, porque nadie pone orden”, reclama la joven y no es la única con esa queja.

PELIGRO FRONTAL

Al norte de la Ciudad, Noemí Aldana, una maestra en situación de retiro, se dirige de la zona 5 a la 1 para recoger a su nieta, Sofía, en un colegio ubicado a unas cuadras del Palacio Nacional de la Cultura.

“Los peatones se cuidan de los carros, pero los que vamos en carro nos tenemos que cuidar de los peatones, los ciclistas y los mototaxis”, dice Noemí, en referencia a las bicicletas y motocicletas adaptadas para funcionar como una especie de taxis, que frecuentemente irrespetan las vías.

Las bicitaxis circulan en contra de las vías de los autos, lo que según Noemí, la obliga a esquivarlos para evitar un choque frontal. “Mucha de esta gente no sabe cómo manejar y ni están enterados de que el Reglamento de Tránsito también establece normas para los vehículos de dos ruedas”, señala.

“¿Dónde está la PMT para ponerles multas?”, pregunta la maestra retirada.

Finalmente, Noemí llega al colegio y estaciona su automóvil utilizando parte de la acera peatonal, mientras que algunos transeúntes se ven obligados a caminar por la vía de los autos. “Solo voy a estar unos 15 minutos acá y me voy”, se justifica la abuela.

PISTA DE CARRERAS

Alejandro de León, de 25 años, estudia en la Universidad de San Carlos, en la zona 12, y trabaja en un call-center ubicado en la zona 11. Todos los días debe sortear el obstáculo que encuentra a su paso cuando conduce su vehículo en la calzada Roosevelt y el Anillo Periférico.

“El Periférico es la vía más rápida de la Capital, pero parece el recorrido de un rally o una pista de carreras”, dice Alejandro.

Hace solo tres meses, cuenta el joven, su mejor amigo sufrió un percance cuando una noche conducía su automóvil y una camioneta agrícola se interpuso en su camino sin previo aviso, lo que ocasionó una fuerte colisión, pero un hubo ninguna autoridad presente para atender la situación.

“El responsable del choque, porque no se le puede decir accidente, simplemente huyó del lugar, con completa impunidad. No hay quien vele por la seguridad de las personas y quien acompañe a las víctimas de la irresponsabilidad”, dice el padre de Alejandro, quien tiene el mismo nombre.

“Todos los días tenemos que soportar a las camionetas que se estacionen donde se les da la gana y a los irresponsables que usan las calles como si fueran pistas de carreras, es necesario poner un alto a esta situación”, indica el señor De León.

¿Y EL ORDEN?

Se estima que a diario circulan en la Ciudad de Guatemala cerca de un millón de vehículos, de los cuales 645 mil provienen de otros municipios o departamentos.

“Supervisar y regular el tránsito en la Ciudad” es una función básica de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) –de la Municipalidad de Guatemala–, pero justamente la ausencia de ese cuerpo policial en los momentos críticos de la circulación es una de las principales denuncias de la población.

Los guatemaltecos entrevistados coincidieron en que el caos vehicular es responsabilidad de los conductores irresponsables, pero también señalaron a la PMT por su inacción al momento de imponer orden.

Por eso, se intentó contactar por diversas vías a Amílcar Montejo, intendente de la PMT, para que respondiera a las preguntas de La Hora, y aunque aseguró que respondería a un cuestionario que se envió por mail a su despacho, después de dos semanas no hubo una contestación.

FALTA DE PLANIFICACIÓN

Eduardo Velázquez, profesor titular 9 del Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Universidad de San Carlos, considera que el problema del caos vial tiene sus orígenes en la infraestructura de la Ciudad de Guatemala, ya que no cuenta con una red vial adecuada y acorde para el creciente número de vehículos que están en circulación.

Según Velázquez, la actual administración municipal aprovecha las vías que se hicieron en los gobiernos municipales de Ramiro Ponce Monroy, entre 1966 a 1970 y posteriormente las obras viales que hiciera Manuel Colom Argueta, entre las que destacan el Anillo Periférico y el Puente del Incienso.

“Prácticamente desde Colom Argueta para acá es poco el número de kilómetros de ampliación de vías que se han hecho; el problema del espacio vial paulatinamente se fue llenando dada la tasa de crecimiento exponencial de los vehículos en general, pero en especial los particulares en cierto momento y más recientemente el crecimiento de motocicletas”, dice Velázquez.

A criterio del entrevistado, es lamentable que continúe la preferencia por el transporte particular, pero es comprensible ante la falta de generalización y mejora del sistema del transporte colectivo urbano.

“La Municipalidad ya no generalizó el uso del transporte por la vía del Transmetro; no se ampliaron otros ejes viales sobre las principales calzadas del país”.

Velázquez señala que el caos vehicular que se genera en las horas pico tiene varias causales, como la falta de planificación en la ampliación de una red vial  que  haya crecido para albergar más vehículos; mala señalización, manifestaciones, accidentes e irresponsabilidad de algunos conductores.

Además indica que eventualmente existen agentes de la PMT que no se encuentran preparados para atender un fenómeno tan grande como el que se da en la ciudad de Guatemala.

Aunque han sido bastante creativos con las vías exclusivas, no se tiene una verdadera coordinación entre las PMT de la capital y de otros municipios cuando el problema es de carácter metropolitano, indica Velásquez.

VARIAS MODALIDADES

Carlos Sandoval, portavoz de la Municipalidad de Guatemala, indica que están conscientes de la importante cantidad de vehículos que ingresan a la ciudad capital por motivos laborales y educativos, de tal manera que se estima un promedio de crecimiento anual de 40 mil vehículos.

Por lo que se han adoptado varias modalidades para enfrentar ese fenómeno al momento de imponer orden, como la supervisión de cámaras de seguridad en las arterias principales, semáforos inteligentes monitoreados desde una central de monitoreo, carriles reversibles y pantallas informativas, que en conjunto han repercutido en la movilidad vehicular, dice Sandoval.

Además indica que se cuenta con dos drones que permiten verificar qué arteria vial o avenida hay que liberar para poder desahogar las calles principales. “Estamos utilizando toda la tecnología posible para monitorear el tránsito y se pueda circular en la ciudad capital”, asegura.

SIN PLANES CONCRETOS

Sandoval indica que por el momento no se cuenta con ninguna iniciativa o alternativa para poder combatir el caos vehicular que se genera en la ciudad de Guatemala o una propuesta concreta que ayude a combatir el problema.

Aunque se han planificado varios pasos a desnivel que han sido programados estratégicamente de manera de mitigar la problemática, no se tiene un plan como escalafonar horarios o la limitación de circulación ordenada.

Sandoval realiza una recomendación para que quienes utilizan vehículos particulares no viajen solos –a manera de reducir el tránsito–, ya que  está comprobado que en un mismo núcleo familiar se utilizan varios automóviles.

La apuesta de la Municipalidad es instar a los vecinos a compartir el automóvil o buscar un medio alternativo de movilidad para combatir la carga vehicular, y seguir el monitoreo como hasta ahora se ha hecho de parte de la Municipalidad.