El bien y el mal de la información


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La información constituye un elemento crucial en el caso de los analistas, los investigadores, los consultores, de los que hacemos opinión pública. La información es imprescindible para los estudiantes, para los que elaboran tesis, para los que pretenden por medio de la investigación presentar alguna cuestión novedosa, un hallazgo, un planteamiento distinto, en fin, proponer una visión alternativa ante determinada problemática o fenómeno.

Juan José Narciso Chúa


Como se ve, la academia hace un uso importante de la información, justamente porque la investigación constituye el proceso científico, prácticamente el único, que permite generar nuevo conocimiento y justamente los que somos docentes buscamos que los estudiantes respalden sus argumentaciones por medio de datos “duros”, de evidencia empírica, de series de tiempo, de indicadores, de números, de teorías, todo con el afán de sustentar sus planteamientos, sus hipótesis y sus tesis.  Y es necesario indicar que muchos de los estudiantes se adscriben a este planteamiento metodológico y uno espera que ello perviva para siempre en su vida profesional.

Desafortunadamente, no se puede decir lo mismo de los políticos y de muchos funcionarios de gobierno. Cuando la información debería ser un hilo conductor de su gestión, un instrumento crucial en su desempeño, incluso al final debería de ser su forma de medición de cómo empezó y cómo termina, la tendencia es usarla malintencionadamente; es decir, torcer los datos, agrandar los números, reducir las cifras o bien esconder la verdad de la información, únicamente para demostrar o engañar a las personas, con que se han alcanzado determinados resultados en la gestión.  Lamentable actitud.  Este régimen ha sido tal vez el que mayormente hace uso de la desinformación, su obvia formación militar y su ejercicio en el poder durante los años de las dictaduras militares, lo supieron hacer y lo pudieron hacer.  Hoy desde el Presidente hasta los más bajos cuadros del régimen, se ufanan por alcanzar resultados que sabemos no son ciertos, tal es el caso de la muerte de niños por desnutrición y otras situaciones similares, buscando convencer por el engaño, tratando de demostrar eficiencia, buscando convertirse en un funcionario del cambio.

Desafortunadamente esta actitud no es nueva, todos los anteriores gobiernos y sus funcionarios han utilizado el mismo expediente, mentir para convencer, engañar para convertir, resultadistas por principio, mentirosos por definición. Lo terrible es que ya pasamos 27 años de democracia y poco cambia, pero los políticos continúan su marcha irresponsable para destruir al país, darle la espalda al pueblo y buscar una figura que asegure su transición y le permita un disfrute de su nueva riqueza tranquilamente.

No podemos permitir que ello continúe.  Los funcionarios son depositarios de un mandato que les otorga el pueblo, debemos buscar alternativas diferentes, figuras distintas, no los mismos, que únicamente se cambian de corbata y símbolo, para seguir haciendo lo mismo. No debemos seguir votando sólo para validar un proceso de alternancia sana, pero sin fondo.  Los políticos siguen secuestrando la política, mientras las élites secuestran a los políticos de turno y en ese juego, siguen jugando con el pueblo, debemos presionar para llegar a acuerdos que busquen cambiar el estado de cosas, de otra forma estamos comprando un boleto rumbo al desastre.