El Barcelona, aquel equipo que maravilló al mundo del futbol, acelera en la recta final de la apatía. Se huele, se palpa y se siente el «fin de ciclo», tema «tabú» para los catalanes durante tanto tiempo.
De aquel gran equipo queda cada vez menos. «Ahora no existe una crisis semanal, ahora lo que se vive es una crisis de las gordas», sintetizó el rotativo «La Vanguardia», que definió a los azulgranas como «un equipo zombi».
«Cuando ni la Liga motiva una reacción es que falta espíritu de superación, implicación, orgullo, rebeldía y fortaleza mental», añadió el diario apuntando a la desconcertante derrota del Barcelona por 1-0 ante el Granada en la noche del sábado.
Los diarios deportivos catalanes coincidieron hoy en apuntar al entrenador Gerardo Martino. Mientras «Mundo Deportivo» tituló en portada con «Tataclismo», «Sport» fue más allá: «Adiós Liga», «Adiós Tata».
Las críticas hacia el argentino se intensificaron en la última semana a partir de la eliminación con derrota ante el Atlético de Madrid en los cuartos de final de la Liga de Campeones.
No se le perdona que sacara del partido a Andrés Iniesta a los 72′ en el choque con los rojiblancos, aunque hasta entonces Iniesta hubiera ofrecido poco. No se le entendió -o quiso entender- qué quiso decir cuando explicó en Madrid que aspiraba a un Lionel Messi que participara menos en la jugada pero estuviera más afilado en la definición.
Martino comenzó a firmar su sentencia cuando dijo que entendía que se lo criticara más por no ser «catalán ni holandés». Lo dijo en septiembre, cuando su equipo sumaba victoria tras victoria y las críticas sólo podían apuntar a detalles.
Ahora no. En el final de una temporada enloquecida, el Barcelona confirma que Martino podrá equivocarse en tal o cual alineación, enmudecer al costado del campo cuando los partidos se complican o meterse en innecesarios enredos por su -sana- costumbre de ser sincero y directo ante los medios. Todo eso sucede, sí, pero el gran problema del Barcelona hoy pasa por unos jugadores a los que pareciera que ya nada los motiva.
Ejemplo: llegaban al partido con el Atlético el miércoles y al del Granada el sábado con la obligación de anotar y ganar para seguir adelante en la Liga de Campeones y como dueños de su futuro en la Liga Española. ¿Qué sucedió? Ciento ochenta minutos de juego sin mover las redes, dos partidos que comenzaron sin interés aparente por jugar.
Hay que remontarse a 2008 para encontrar dos derrotas consecutivas del Barcelona sin marcar goles. Fue en los albores de la «era Guardiola», un hombre que supo motivar a los jugadores al máximo y que se fue cuatro años después cuando vio que esos mismos hombres le respondían cada vez menos.
El desconcierto en el Barcelona es total. Ya no está Sandro Rosell, el hombre que trajo a Martino, y que debió dejar la presidencia del Barcelona en medio de las oscuridades del contrato de Neymar, uno de los pocos que parece seguir teniendo interés por jugar y ganar. Martino, así, está solo, porque su interlocutor más cercano, el director deportivo Andoni Zubizarreta, también está en la mira por su política de planificación de fichajes.
Mientras el Barcelona confía en encontrar una salida para la sanción de la FIFA que le impide fichar por un año, el equipo muestra una descomposición de estilo y un desinterés asombroso por plantarse como dueño del partido ante el rival de turno.
«¡El Barça ahora es inglés!», se asombraron los comentaristas del «Canal+» tras una sucesión de centros del Barcelona, un recurso casi inexistente en la era de los 14 títulos en cuatro temporadas. Centros frecuentemente mal tirados para un equipo de escasa altura y siempre dominado en ese aspecto del juego, que no es el suyo.
Certificación del fracaso de una idea en la que Martino insistió una y otra vez en sus primeras semanas en el Barcelona: recuperar la «presión alta».
Con ella, el Barcelona defendía ya a partir de sus delanteros y no exponía a su defensa, porque difícilmente los rivales llegaran con la velocidad, limpieza y peso con que lo hacen hoy.
Pero para que la «presión alta» funcione se necesitan jugadores implicados al cien por ciento en lo mental y lo físico. Ya no es el caso, destaca «El País», que ve «un equipo triste, melancólico, sin corazón ni cabeza, abandonado por la fortuna, expuesto a la adversidad, con todas sus figuras señaladas: no puede Martino, no se sabe Messi, no acierta Neymar».
Más dura fue la síntesis de «El Mundo», que define al equipo que supo encandilar al «planeta fútbol» como «una vieja atracción de feria esperando a que la desguacen». Incluso si el miércoles vence al Real Madrid para llevarse el menor de los títulos, la Copa del Rey.
Puyol defiende
El capitán del Barcelona, Carles Puyol, defendió a Lionel Messi, a quien calificó como «el mejor jugador de la historia», y aseguró que dudar de él le parece «brutal».
«Si de un jugador no podemos dudar, es de Messi. Es el mejor de la historia y nunca se puede descartar a Leo. Hay veces que salen las cosas y otras que no. Si el otro día (ante el Granada) hubiera marcado la falta, estaríamos hablando de otra cosa», declaró el futbolista español en rueda de prensa.
Y añadió: «Dudar de él me parece brutal. Nosotros confiamos muchísimo en él y estamos agradecidos por todo lo que nos ha dado y todo lo que nos dará».
Puyol, lesionado durante casi toda la temporada, apareció ante los medios para lanzar un mensaje de unidad y también aprovechó para destacar el trabajo de Gerardo Martino, su técnico, muy cuestionado tras los últimos resultados.
«Estamos con él a muerte y él con nosotros. Somos un equipo y los culpables somos todos, y lo hemos de sacar adelante todos, aunque sabemos que es más fácil culpar al entrenador», comentó.
Puyol no quiso especular sobre si Martino se irá a final de temporada, como aseguraron hoy diferentes medios españoles.
«Tiene un año más de contrato. Nosotros confiamos en él. Si él y el club creen que debe seguir, le deseo lo mejor. Me parece un buen entrenador. Estamos con él a muerte y él con nosotros», declaró.
A pesar de quedar relegado a la tercera posición de la Liga española, a cuatro puntos del Atlético de Madrid y a uno del Real Madrid, Puyol solicitó un esfuerzo para mantenerse en la pelea. «No damos la Liga por pedida. Sabemos que es complicado pero aún quedan cinco partidos», destacó.
Puyol consideró que la final de la Copa del rey del miércoles ante el Real Madrid podría ser un punto de inflexión para los azulgranas.
«Ahora tenemos una final muy importante, queremos dar una alegría a nuestra afición y luchar hasta el final en la Liga», observó.
Además, el central del Barcelona negó que el plantel azulgrana esté ante un final de ciclo. «Ahora aún queda temporada por delante. Se habla de cambio de ciclo desde hace mucho tiempo y nosotros seguimos ganando títulos», recordó.
Y finalizó: «El equipo que todavía tiene muchísimos jugadores de muchísima calidad y que pueden dar muchas alegrías».