El arte de agregar cerdos a las fotos en la China de Mao


Zhang Dali presenta su exhibición

El artista chino Zhang Dali presenta en Arles (sur de Francia) una fascinante exposición sobre montajes fotográficos en la China de Mao Zedong, que no sólo borraba a figuras caí­das en desgracia, sino que gustaba agregar cerditos para mostrar la opulencia de las granjas.


Zhang Dali, de 47 años, hurgó durante siete años en los archivos de diarios, bibliotecas y fondos fotográficos chinos y consiguió reunir gran cantidad de fotos originales y trucadas, «para entender mejor a los censores de esa época», dice Bérénice Angremy, comisarí­a de la exposición.

Las fotos «antes» y «después» de la manipulación son expuestas lado a lado, de manera casi clí­nica, sin explicaciones.

Zhang Dali, que participa en los Encuentros Fotográficos de Arles, explica que trabaja con una visión de artista, y no de historiador, y que deja que cada observador interprete lo que ve como mejor le parezca.

La muestra se presentó el año pasado en una galerí­a de Pekí­n y en Cantón, aunque fue prohibida hace un mes en Shanghai, en plena Exposición Universal.

Y Zhang tuvo que ingeniárselas para burlar las tentativas de las autoridades para impedirle sacar las fotos del paí­s.

El artista centró su investigación en el periodo 1950-1970, cuando las tijeras del régimen comunista trabajaban sin parar, y llegó a encontrar rostros recortados junto a las imágenes originales.

La exposición presenta ejemplos de retoques que permiten sacar del clisé a las ví­ctimas de purgas intestinas, un recurso puesto en boga en la Unión Soviética de Stalin.

Una foto de 1943 muestra a los héroes de la Larga Marcha, y entre ellos a Lin Biao, quien desaparece en una versión del clisé posterior a su muerte en 1971, en un accidente aéreo cuando trataba de huir tras haber tratado de asesinar al Gran Timonel, según la versión oficial.

Los retoques a veces tení­an «fines estéticos», para que la imagen de Mao (1893-1976) sea lo más perfecta posible. Eso explica la desaparición de sombrillas, objetos y personajes superfluos de una foto del fundador de la República Popular China, en una ceremonia oficial en 1952.

Y si algunas personalidades que rodeaban a Mao no se mostraban suficientemente sonrientes, se reemplazaba sus rostros por otras fotos en la que se las veí­a más afables.

Los censores no vacilaban en recurrir a manipular la propia figura de Mao: por ejemplo, si éste miraba de manera demasiado evidente a una muchacha, se le reemplazaba el rostro por otro orientado hacia más vastos horizontes.

Y más novedoso: en la foto de una granja, se agregaron… cerdos, probablemente con la intención de mostrar la opulencia de las explotaciones agrí­colas del socialismo. Todaví­a se percibe el rastro del recorte del original.

La pobreza no era bien vista en un paí­s que prometí­a la prosperidad para todos.

Además, el porvenir radiante era incompatible con un niño despeinado o una anciana de aspecto algo dejado que fuma su pipa. Ambos, por ende, son sacados del medio.

Zhang Dali, nacido en 1963, participó en las protestas prodemocráticas de 1989 en la plaza Tiananmen de Pekí­n, aplastadas por los tanques. Consiguió huir a Italia, donde vivió seis años, antes de regresar a su paí­s.

Fue el primer artista chino de graffiti, pintando con aerosol viejas casas en demolición de Pekí­n a partir de 1995. Dibuja su autorretrato de perfil y firma AK-147.

«La policí­a acabó por identificarme y tuve que parar, pues estábamos en 1997, año de la restitución de Hong Kong a China. Después pude empezar de nuevo, salvo en la época de la fiesta nacional», el 1º de octubre, que celebra la proclamación de la República Popular por Mao, en 1949, comentó el artista, que desde entonces se dedicó a otras formas de expresión.