El arte de América latina irrumpió la semana pasada en Nueva York, donde las subastadoras escogieron obras de calidad para capear la crisis y la feria Pinta convocó a los grandes galeristas del sector.
Pinta abrió sus puertas al público el viernes y confirmó el interés generado por su primera edición el año pasado, esta vez con 55 galerías de 14 países de la región, Estados Unidos y Europa, que expusieron y vendieron hasta ayer.
Obras históricas de Jesús Soto, Julio Le Parc, Wifredo Lam, José Gurvich o Joaquín Torres García conforman una oferta «de calidad museística», según los organizadores de esta feria en el Metropolitan Pavilion del barrio Chelsea.
«Duplicamos la cantidad de expositores, con una mayor calidad de oferta de arte», explicó Mauro Herlitzka, director institucional de Pinta.
Según Herlitzka, la crisis no impacta demasiado. «El arte latinoamericano no fue parte de una burbuja, ni tampoco de un esquema de especulación. Por eso creo que se va a sostener muy bien», explicó.
Alejandro Zaia, presidente de Pinta, admitió que el contexto es «mucho más complicado». «Estamos en contra del viento (…). Se puede llegar a buen puerto, aún en contra del viento, gracias a la calidad de las obras», dijo.
Entre los artistas presentes hubo desde jóvenes poco conocidos hasta obras consagradas, como un Wifredo Lam por 2 millones de dólares o un Rafael Soto -el artista venezolano con viento en popa- de más de 1 millón de dólares.
Pinta invitó a ocho instituciones para facilitarles la adquisición de obras latinoamericanas: el museo de Harvard, el Museo del Barrio y el MoMA de Nueva York, el de Houston y Austin (Texas), la galería Tate de Londres, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) y el Museo de Lima.
Cecilia de Torres, galerista de Manhattan especializada en constructivismo presente en Pinta, dijo que la feria es muy importante «porque trae a Nueva York un nivel de arte latinoamericano de muy alta calidad».
Las subastadoras Sotheby»s y Christie»s también preparan sus ventas en un clima que contrasta con la euforia de la temporada neoyorquina de primavera, en mayo pasado, que había batido muchos récords.
Entre 30 y 40% de los lotes de arte occidental contemporáneo quedaron sin comprador esta semana y se teme que la próxima los artistas de América latina también paguen un tributo a la tormenta financiera global.
Sin embargo, el mar revuelto de las finanzas también significa oportunidades para compradores que esperan adquirir obras a precios interesantes. Este año una de las estrellas será un gran mural «América», del mexicano Rufino Tamayo.
Mide 14 metros por 4, fue encargado al artista oaxaqueño en 1955 por un banco de Houston (Texas) y Sotheby»s lo tasó en entre 7 y 9 millones de dólares.
«Estamos presentando una subasta magnífica, con obras de museo», dijo Carmen Melián, que dirige el departamento de arte latinoamericano de Sotheby»s.
Con la crisis, explicó Melián, «estamos siendo muy selectivos. Una obra que sea de calidad de museo, si no se vende se venderá en otro momento, pero no pierde su valor».
El uruguayo Joaquín Torres García vuelve a ser centro de atención y Christie»s destaca la obra «Tres figuras» pintada en 1946 y estimada entre 2 y 3 millones de dólares.
Virgilio Garza, jefe del departamento de arte latinoamericano de Christie»s, dijo que el mercado latinoamericano «nunca fue de cambios bruscos. Se caracteriza por cierta estabilidad».
Se destacan además los miembros del taller de Torres García como Gurvich o Julio Alpuy, los abstractos venezolanos como Soto y Carlos Cruz Diez, y una selección del grupo de vanguardia argentino de los años 60, «Nueva Figuración».
Las surrealistas Remedios Varo, Leonora Carrington y Alice Rahon marcan otra tendencia notable en las subastas de ambas casas, que se desarrollarán desde mañana hasta el jueves en sus respectivos locales de Nueva York.