El arcoí­ris


Tras el diluvio, Noé y su familia al arribar el arca a tierra firme observaron una manifestación divina consistente en el arcoí­ris con lo cual Dios le señalaba a Noé que jamás volverí­a a destruir la tierra. En la metodologí­a polí­tica, Marx aportó el concepto de: «tesis, antí­tesis y sí­ntesis».

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

La sociedad guatemalteca vivió durante 36 años un conflicto que buscaba imponer una tesis. La antí­tesis fueron las negociaciones y acuerdos que permitieron el cese del enfrentamiento armado que tantas muertes y destrucción causaron. Aún así­, nuestra sociedad no ha logrado arribar a la sí­ntesis, sin ella no obtendremos el arcoí­ris que le permita a nuestra sociedad reconocer y aceptar que no es mediante el enfrentamiento y la destrucción como vamos a resolver la problemática que implica el concebir y obtener un acuerdo social que permita que exista una sola Guatemala y no dos como actualmente se da.

 

La capital y buena parte de sus habitantes vive en una situación que no puede considerarse justa. Los departamentos, tanto en el área urbana como rural, deben tener las mismas posibilidades que sólo obtiene un reducido número de guatemaltecos que habitan la capital.

 

Tesis, antí­tesis, sí­ntesis deben de concluirse y producir, no documentos, no opiniones, análisis y acuerdos que duran lo que dura un papel mojado. El conflicto social no se resuelve mediante manifestaciones, publicaciones, intervenciones e interferencias que sólo evidencian el encastillamiento que algunas personas consideran es la forma de vivir holgadamente, sin preocuparse de los demás.

 

Las revoluciones son y han sido explosiones sociales que de manera violenta y brusca pretenden destruir el status quo e imponer sus criterios. Las luchas, los conflictos, las guerras no han creado una mejor sociedad, sólo han producido destrucción, muerte, orfandad y miseria. Poco a poco el mundo ha comprendido que es mediante el respeto al derecho individual y al derecho colectivo como se puede obtener la paz social.

 

De qué nos sirve seguir pretendiendo parchar la Constitución con onerosas consultas populares para cada uno de los diferentes temas que esa actualización constitucional implica. No es mediante gobiernos de fuerza, de corte impositivo o dictatorial como el mundo modernamente ha avanzado.

 

La crisis, el actual estado de hechos y circunstancias en Guatemala obliga a que la sociedad en su conjunto, a que las organizaciones y ante todo los partidos polí­ticos convoquen a un acuerdo donde las normas y las reglas se actualicen y permitan convivir. Por ello, el arcoí­ris es el producto de un nuevo pacto social plasmado en una Constitución para el siglo XXI, donde las desigualdades, las faltas de oportunidad, las faltas de mutuo reconocimiento y respeto sean minimizadas, sean acortadas.

 

La destrucción, el enfrentamiento, la anarquí­a produce el caos. Ningún ser humano de izquierda, centro o de derecha puede pregonarlo, puede defenderlo. La juventud, la madurez deben ser conjugadas y utilizadas para que mediante una constituyente  podamos aspirar a una sociedad, desarrollo y gobierno como el que han logrado nuestros hermanos sudamericanos en Chile, Brasil y Uruguay. Démonos fraternalmente la paz.