El arco del triunfo


Editorial_LH

Sin qué ni para qué, las autoridades encargadas del tránsito se pasaron por el arco del triunfo la prohibición legal para que dos personas puedan viajar en una motocicleta, al punto que todos los días se siguen cometiendo asaltos perpetrados por quienes infringen tranquilamente una norma que no fue observada por las mismas autoridades.


Ayer el Ministro de Gobernación se reunió con los encargados de las Policías de Tránsito para pedirles cooperación en diversos temas debido a que pueden ser realmente instrumentos auxiliares de la lucha contra las distintas formas de crimen. Sin embargo, lo que no es admisible, desde ningún punto de vista, es que pueda haber ese olímpico desprecio a una norma que fue emitida por autoridad competente, que no fue impugnada y que está vigente.
 
 No podemos pretender que los ciudadanos actúen de manera respetuosa de las normas y las leyes si las autoridades dan el mal ejemplo. En el caso de la prohibición, en la ciudad de Guatemala fue una orden superior la que sirvió de respaldo a los agentes de la PMT para ignorar de la manera más absoluta una prohibición que fue publicada como corresponde en el diario oficial, pero que nunca se llegó a cumplir precisamente porque no hubo autoridad que se encargara de velar por el respeto a la norma.
 
 Guatemala es un país en el que no tenemos costumbre de sometimiento al estado de Derecho y cada quien hace lo que le da la gana, pero ello es consecuencia, muchas veces, de que las mismas autoridades son las primeras en dar el mal ejemplo porque nunca cumplen con las leyes. No sólo hablamos de los casos más notorios, cuando inventan cosas como los fideicomisos públicos para burlarse de la Ley de Compras y Contrataciones, sino de cuestiones más bien sencillas y cotidianas en las que manifiestan el más absoluto irrespeto a la legalidad.
 
 Es elemental que las autoridades se sometan primero a la majestad de la ley para dar el ejemplo a los ciudadanos. Al contrario, lo que hizo la Municipalidad de Guatemala al ordenar a sus agentes que se hicieran de la vista gorda con las motos que llevaban dos pasajeros, fue decirle a la ciudadanía que las leyes no sirven, que no hay que preocuparse por cumplirlas porque si las mismas no convencen a alguien, en este caso al Alcalde que dijo que no hicieran caso, simplemente se ignoran y asunto arreglado. Ese mal ejemplo, ese mal precedente, es algo que se tiene que corregir. Mientras la norma esté vigente, hay que hacerla cumplir sin vuelta de hoja.

Minutero
Nuevamente un avión
es motivo de inquietud
pues no puede haber rectitud
si se vuelve tradición