El año de la muerte de Chávez


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La tarde del 5 de marzo de 2013, una compungida plana mayor del gobierno venezolano anunció la muerte del «comandante eterno» Hugo Chávez, quien perdió la batalla contra el cáncer y dejó al país sin el líder que lo condujo durante 14 años.

Por Néstor Rojas Mavares Caracas / Agencia dpa

Chávez murió a los 58 años y su partida dejó a los venezolanos más divididos entre partidarios y opositores, con dudas sobre su fallecimiento y una pugna interna por la sucesión que se inclinó a favor de su candidato favorito, Nicolás Maduro.

El anuncio al país del desenlace, que fue oficializado por un lloroso Maduro, entonces en el cargo de Vicepresidente, puso fin a meses de especulaciones y rumores sobre la salud del mandatario.

«Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo. A las 4:25 de la tarde (20:55 GMT) de hoy ha fallecido nuestro comandante presidente Hugo Chávez», dijo.

Chávez había regresado dos semanas antes de La Habana, donde fue intervenido por cuarta vez desde junio de 2011 debido a un cáncer abdominal y convaleció dos meses.

El mandatario bolivariano se había despedido el 8 de diciembre de 2012, antes de viajar a Cuba para la nueva operación, y en su adiós alertó que podía quedar incapacitado, por lo que pidió a sus partidarios votar por Maduro en caso de que fueran necesarias unas nuevas elecciones.

Chávez había ganado los comicios del 7 de octubre de 2012, superando al líder opositor Henrique Capriles con diez puntos de diferencia, pero nunca pudo jurar para el mandato de 2013-2019.

Los funerales reunieron a mandatarios y jefes del gobierno de la región, que se sumaron a las kilométricas filas de simpatizantes que querían despedir a un presidente que cambió el nombre de Venezuela, la moneda, el huso horario, hizo aprobar una Constitución por votación popular e impulsó una revolución con pretensiones de gobernar el presente siglo con la bandera del socialismo.

Los restos del gobernante fueron sepultados en el llamado Cuartel de la Montaña, un museo militar en Caracas, donde instaló su comando de operaciones en el intento golpista que encabezó en 1992.

La figura de Chávez ha permanecido como símbolo de cohesión en el oficialismo, que la recuerda constantemente y la mantuvo presente en los dos eventos electorales que se realizaron en 2013.

Tras las ceremonias fúnebres y diversas expresiones de dolor, Venezuela fue convocada a las elecciones para escoger a un sustituto, que se realizaron el 14 de abril.

De cara a la consulta, Maduro tomó el relevo por el oficialismo con el aval que le dio Chávez. De Vicepresidente, pasó a presidente interino gracias a un fallo judicial que, además, le permitió ocupar el poder mientras emprendía la campaña electoral.

Nuevamente, Capriles representó a la oposición, enfrentando el poderío estatal y una desventaja estimada en diez puntos, un mes antes de las votaciones, con el oficialismo aprovechando el recuerdo de Chávez.

Maduro fue a las elecciones con todo a su favor, pero sólo alcanzó una victoria estrecha con 1,5 puntos porcentuales de diferencia. La misma noche de los comicios aceptó que se hiciera un recuento de todos los votos y horas después rechazó la idea.

Una serie de irregularidades denunciadas dieron fuerza a Capriles para no reconocer la victoria de su rival e impugnar los resultados. El Consejo Nacional Electoral (CNE) se negó a contar «voto a voto» y el Tribunal Supremo de Justicia declaró improcedente su impugnación.

Maduro fue proclamado ganador el 15 de abril y juró cuatro días después, sin el reconocimiento opositor. Después de conformar su Gabinete, con una prominente presencia de militares, acusó a la oposición de poner en marcha una «guerra económica» contra el país, a la que responsabilizó por la escalada de la inflación, que cerrará el año en cerca de 50 por ciento, y los niveles records de desabastecimiento de los mercados.

También siguió los pasos de Chávez en la acumulación de poder. En noviembre, la mayoría oficialista en la Asamblea Nacional logró la votación requerida para otorgarle poderes especiales al gobernante con los que podrá legislar por decreto durante un año.

Al respecto, afirmó que utilizará la Ley Habilitante (poderes especiales) para enfrentar la «guerra económica contra el pueblo» y la corrupción.

Los venezolanos regresaron a las urnas electorales el 8 de diciembre para escoger alcaldes y concejales. Capriles propuso al país que asumiera la consulta como un plebiscito sobre la gestión de Maduro, tesis que fue derrotada.

El oficialismo sumó en la consulta 5,26 millones de votos contra 4,4 millones de la oposición, con lo que Maduro dijo haber recuperado diez puntos desde abril. La oposición avanzó en las principales ciudades asumiendo el control en 75 alcaldías, pero el oficialismo se llevó el triunfo en 242.

El experto en temas internacionales Carlos Romero dijo que pese al triunfo del oficialismo se mantiene la polarización de Venezuela y «ni el gobierno ni el Partido Socialismo Unido de Venezuela pudieron avanzar significativamente en su proyecto hegemónico ni la oposición pudo utilizar los resultados como la prueba de un plebiscito en contra del chavismo».

«Maduro recuperó un porcentaje importante a favor de la causa revolucionaria, pero no logra tener el dominio de Chávez, ni en el partido ni en el país», indicó.