El año de A-Rod


Un año atrás para esta misma fecha, Alex Rodrí­guez lidiaba con las consecuencias de una admisión de haber usado esteroides, el cambio de camiseta para el II Clásico Mundial de Béisbol, el fantasma de una operación de cadera y la etiqueta de que no podí­a batear en la postemporada.


Todo eso al tiempo que se recuperaba de un traumático divorcio de su esposa Cinthya Scurtis y buscaba refugio en los brazos y/o tutorí­a religiosa de la veterana cantante Madonna. Parecí­a como si todos los planetas se hubiesen alineados para cobrarle alguna deuda al jugador mejor pagado del béisbol.

«Ahora mismo tengo mucho mangú en el plato», dijo Rodrí­guez el jueves 5 de marzo de 2009 en los entrenamientos de República Dominicana en Júpiter, Florida, un dí­a antes de viajar a Colorado para enterarse que tendrí­a que ser operado y se perderí­a el Clásico Mundial, donde planeaba vestir el jersey dominicano en lugar del norteamericano que usó en la primera edición del torneo, en 2006.

Un año que arrancó como el peor de su vida, terminó como el mejor en la carrera de Rodrí­guez, quien debutó en su recortada temporada con jonrón en Baltimore el 8 de mayo, empujó 7 carreras en el último juego de la serie regular y luego siguió con un impresionante desempeño en los playoffs que concluyó con la celebración del primer anillo de campeón en su carrera.

«El año pasado toqué fondo», dijo Rodrí­guez esta semana a su arribo al campamento de entrenamientos de los campeones Yankees de Nueva York en Tampa, Florida.

«Ganar la Serie Mundial fue como quitarme un enorme gorila de la espalda. Ahora tengo la oportunidad de solamente salir a jugar y divertirme», agregó Rodrí­guez, quien bateó 30 jonrones y empujó 100 carreras en 124 partidos el año pasado.

Después de batear de 59-8 (.136) en la postemporada desde el 2004, A-Rod se sacudió bateando .365 con 6 jonrones y 18 impulsadas en los playoffs del 2009 para guiar a los Yankees a la corona 27. Fue electo el Jugador Más Valioso de la postemporada por el capí­tulo de New York de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA, por sus siglas en inglés).

En el 2010, un Rodrí­guez liberado de algunas de las presiones que ha debido cargar desde que fue la selección número uno en el sorteo universitario de 1993, comenzará a clavar bandera como el mejor latino de todos los tiempos, mientras sigue en ruta hacia una meta mayor, que es intentar cerrar su carrera como el más grande pelotero de la historia.

En ambos casos, el hijo de Ví­ctor Rodrí­guez y Lourdes Navarro no tendrá las cosas fáciles, independientemente de los números que apile. El hombre posee la clase de personalidad que atrae los conflictos, incluso hasta cuando se trata de determinar su origen, raza y nacionalidad.

Por ser hijo de dominicanos y haber nacido en Estados Unidos, Rodrí­guez disfruta del beneficio de la doble nacionalidad, una condición común y corriente que afecta a cientos de miles de quisqueyanos y millones de latinoamericanos que viven en la unión americana, pero que es tratado como caso «diferente» cuando se refiere al producto de Washington Heights en Alto Manhattan, el santuario dominicano en Estados Unidos.

Es tan ridí­cula la situación que muchos latinoamericanos criticaron la elección de Rodrí­guez como torpedero del «Equipo de Leyendas Latinas» de todos los tiempos, una iniciativa del 2001 de la oficina del comisionado de Grandes Ligas que puso en manos de los propios aficionados, a través de la Internet, elegir a los 12 componentes.

Las quejas se volvieron a sentir cuando Rodrí­guez optó por jugar para Estados Unidos en el primer Clásico Mundial y nuevamente cuando cambió a la camiseta dominicana tres años después.

El gran cantautor argentino Alberto Cortéz escribió una canción que deberí­a ser el grito de guerra de todos los A-Rod del mundo y que tiene este estribillo como coro: «No soy de aquí­, ni soy de allá. No tengo edad, ni porvenir y ser feliz, es mi color de identidad».

Cuando se busca al mejor jugador latinoamericano de todos los tiempos en las Grandes Ligas no es necesario utilizar la nueva súper computadora «Pléyades» de la NASA. La lista de candidatos es bastante corta:

Los puertorriqueños Roberto Clemente (.317, 3,000 hits, 4 coronas de bateo, 1 JMV, 12 Guantes de Oro y 15 Juegos de Estrellas) e Iván Rodrí­guez (.299, 305 H4, 1,264 CE, 1 JMV, 14 Juegos Estrellas y 13 Guantes de Oro), el cubano Rafael Palmeiro (.288, 569 H4, 1,835 CE, 3,020 hits, 4 Juegos Estrellas y 3 Guantes de Oro) y los dominicanos Manny Ramí­rez (.313, 546 H4, 531 H2, 1,788 CE, 12 Juegos Estrellas, 9 Bates de Plata) y Sammy Sosa (.273, 609 H4, 1,667 CE, 1 JMV, 7 Juegos Estrellas y 6 Bates de Plata).

Y por supuesto, Alex Rodrí­guez, uno de dos latinos que han ganado tres premios de Jugador Más Valioso. El otro es su compatriota Albert Pujols, quien precisamente le ha despojado del tí­tulo «no oficial» de «mejor jugador de la actualidad».

En la próxima temporada, A-Rod necesitará 56 hits para desplazar a Julio Franco (2,586) en el liderato de los dominicanos en Grandes Ligas y con 168 llegarí­a a 2,700, allanando el camino a los 3,000, una mí­tica cifra que solamente ostentan tres hispanos (el panameño Rod Carew 3,053; Palmeiro 3,020 y Clemente 3,000).

Con 17 jonrones, Rodrí­guez se convertirá en el séptimo jugador del «Club 600» y con 27 bajará del primer lugar a Sosa (609) entre los latinos. Con tres robos llegará a 300 y será el tercer jugador 600-300 de la historia, junto a Barry Bonds(762 H4 y 514 BR) y Willie Mays (660 H4 y 338 BR).

El Dominican-York ya es el lí­der de los latinos en carreras anotadas (1,683) y comenzará el 2010 necesitando 130 empujadas para pasar a Palmeiro (1,835) y 83 a Ramí­rez (1,788), quienes ocupan primer y segundo lugar.

Si se toma en cuenta que tiene 34 años de edad y un contrato que le garantiza trabajo hasta el 2017, no hay que ser un genio para pronosticar que salvo que sufra una lesión súper grave, A-Rod no tendrá problemas para concluir su carrera con por lo menos 700 jonrones, 3,000 hits, 2,000 anotadas y 2,000 empujadas, algo que solamente ha realizado Hank Aaron.

«Lo he dicho muchas veces desde el año pasado. Voy a dejar que mi juego hable por mí­», dijo Rodrí­guez, quien batea .305 de por vida, ganó dos Guantes de Oro en el campocorto antes de mudarse a la tercera base y ha sido convocado al Juego de Estrellas en 12 de 16 temporadas.

«Voy a seguir enfocado en lo que hice en el 2009, divorciado de las metas personales y metido en el concepto de equipo para ganar partidos», agregó.

Es probable que cuando A-Rod termine su actual contrato a los 42 años esté en posición de disputarle a Babe Ruth, Aaron, Bonds y Mays el honor de «mejor jugador de todos los tiempos», aunque eso no signifique un perdón automático de los electores del Salón de la Fama a su confesión de febrero del 2009 sobre haber utilizado sustancias para mejorar el rendimiento en el tramo 2001-03, cuando pertenecí­a a los los Rangers de Texas.

Pero no habrá que esperar tanto tiempo ni la aprobación de ningún organismo para declarar a Rodrí­guez como el mejor pelotero latino que ha pasado por Grandes Ligas. Eso sucederá tan pronto como al final de la próxima temporada.

A renovar la temporada


Varios jugadores de quienes sus equipos esperan recuperen de temporadas sin brillo se encuentran salpicados alrededor de los campos de entrenamiento de las Grandes Ligas. Por supuesto, los Mets necesitarán que Oliver Pérez recupere para que el equipo sea competitivo en el Este de la Liga Nacional, mientras Detroit está esperanzado que Magglio Ordóñez pueda justificar los $18 millones que le pagarán esta temporada y Chicago depende de que Alfonso Soriano se convierta en una fuerza ofensiva de mitad de la alineación.

Pero quizás nadie tendrá un mayor impacto sobre si su equipo compite por un campeonato más que David Ortiz, de los Medias Rojas de Boston. El martes, Ortiz se reunió con los medios por primera vez esta primavera y razonó que está en camino para otro gran año.

«Creo que la gente se rindió conmigo demasiado temprano, muy rápido», dijo Ortiz a los reporteros. «(Ellos) comenzaron a hablar de la edad y toda clase de cosas. Escúchenlo por un minuto — fue la misma gente que estaban aplaudiéndote y hablando cosas buenas sobre ti».

Gordon Edes, de ESPNBoston.com, hábilmente señaló que Ortiz promedió .264, con 27 cuadrangulares y 81 impulsadas mientras tuvo un OBP de .356 y un por ciento de slugging de .548, luego del 1 de julio, tras tomar 164 apariciones antes de conectar su primer jonrón.

Pero las señales de aviso del declive de Ortiz no pueden ser ignoradas. Ortiz, que no solo era conocido por su poder pero por su habilidad innata de embasarse, tuvo un deprimente .332 OBP el año pasado. Su OBP ha declinado significativamente desde lograr un .445, el más alto de su carrera, en el 2007.

Un fascinante estudio esta semana por fangraphs.com determinó que Ortiz está abanicando a lanzamientos fuera de la zona de strikes a un promedio de 22,6 por ciento, comparado con sólo 15,2 por ciento en el 2004.

Especí­ficamente, Ortiz está abanicando y fallando lanzamientos que son altos y adentro. Como cualquier escucha le dirá, la inhabilidad de seguirle el paso a rectas altas es la primera señal de envejecimiento.

Boston claramente reconoció estas señales, Aunque no están persiguiendo activamente a Adrián González, de San Diego, sin duda él se mantiene como candidato a un intercambio futuro. Inclusive Gonzáles, de acuerdo a fuentes cercanas a él, continúa creyendo que un canje a Boston es inevitable.

De acuerdo a una fuente que conoce la situación, los Medias Rojas están persiguiendo activamente al inicialista cubano y agente libre José Julio Ruiz, a quien pueden ver como el reemplazo a bajo costo de Ortiz. Casualmente, Boston está tratando de adquirir a Ruiz de la misma manera que adquirieron a Ortiz, como un agente libre a bajo costo y sin mucha publicidad cuyas estadí­sticas pasadas pueden ser señal de una temporada a punto de estallar.

No es inverosí­mil pensar que los dos jugadores pueden ser comparados. Ambos son zurdos, a ambos se le considera ofensivos, altos (Ortiz está listado como 6″4″ mientras Ruiz mide 6″3″). «Ruiz es un individuo parecido a Ortiz», dijo un director de escuchas de América Latina para un equipo de la Liga Nacional. En tres temporadas previas a unirse a Boston, Ortiz tení­a promedio de bateo de .264, un OBP de .344, y un por ciento de slugging de .343 con los Mellizos de Minnesota. Ruiz, en su última temporada en la Serie Nacional cubana, tuvo una lí­nea de .305/.408/.467.

Ruiz está interesado en firmar con Boston, de acuerdo a la fuente, porque cree que puede tener la oportunidad de reemplazar a Ortiz, aunque ello signifique que tenga que comenzar su carrera profesional en las menores.

Sin duda, los Medias Rojas se preparan para la vida sin Ortiz, crean o no que Ruiz es la respuesta a largo plazo. Mientras tanto, Boston espera que el futuro no llegue tan rápido.