El amor a los gorilas


Niños deplazados por la violencia extienden sus brazos y manos para recibir unos dulces que obseuian voluntarios una organización.  Foto AFP Tony Karumba

El ejército y los insurgentes de la República Democrática del Congo (RDC), cuyos combates devastaron a la provincia de Kivu Norte durante meses, llegaron a un acuerdo sin precedentes que permitirá que guardabosques armados entren a la célebre reserva Virunga para atender a los gorilas.


Niño del Congo observa  tras la puerta a un soldado de las fuerzas democráticas. Foto AFP Tony Karumba

Este acuerdo permitirá que el guarda forestal Innocent Mburanumwe se reúna con un espécimen calvo de espalda negra que lo preocupó durante los últimos 15 meses, desde que los rebeldes del Congreso Nacional por la Defensa del Pueblo (CNDP) se apoderaron del sector oriental de este parque donde viven gorilas, en septiembre de 2007, obligando a escapar a los guardabosques.

«Kadogo es mi favorito, porque de todos los que he visto, es el único que es completamente calvo», dijo.

El mes pasado, los guardabosques tuvieron que escapar nuevamente. En esa oportunidad se vieron obligados a huir de Rumangabo con sus familias, después de que los guerrilleros atravesaron el sector sur del parque.

«Tomé a un niño en cada brazo y corrí­», explicó Mburanumwe. Su esposa y seis hijos permanecieron en Goma, en un campamento para las familias de los guardas forestales donde viven unas 1.500 personas.

Durante la próxima semana, cientos de guardas forestales con sus Kalashnikovs a la espalda partirán de su cuartel general en Rumangabo para entrar al bosque y comenzar el censo de los gorilas, vigilados por los rebeldes.

Se trata de la situación única en Kivu Norte, y la primera vez que un grupo armado es autorizado a atravesar una lí­nea de frente para dedicarse libremente a sus actividades.

Ese plan fue elaborado luego de difí­ciles negociaciones entre el director del parque, Emmanuel De Merode, empleado por el gobierno de Kinshasa, y el lí­der insurgente Laurent Nkunda durante una reunión la semana pasada.

De Merode despliega el mapa del parque y sonrí­e misteriosamente cuando se le recuerdan los peligros que los acechan: los Mai Mai, los rebeldes de las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), las fuerzas gubernamentales, y naturalmente, el CNDP, su nuevo socio en la conservación de los gorilas.

«Se trata de una situación compleja porque todos están involucrados en la explotación de los recursos naturales. Ahora es un poco más simple porque todo el parque está controlado por el CNDP. Pero es una situación difí­cil», afirmó este belga, criado en Kenia.

«Siempre hay polémicas. Pero el mensaje es clarí­simo. Nosotros sólo estamos aquí­ para administrar el parque y lo hacemos porque se trata de un lugar del patrimonio mundial que es importantí­simo para el futuro económico del paí­s», insistió De Merode.

Por su parte, el guardabosques Roy Nkoma Musubao sostiene que no tiene miedo, ni siquiera de las FDLR, cuyo comercio ilegal de carbón en el parque plantea el riesgo más importante para los guardas forestales.

«Esta es mi labor. Haya grupos armados o no, el trabajo debe ser llevado a cabo», señaló Musaboa, 120 de cuyos camaradas perdieron la vida desde 1997.

De Merode dirige a 680 guardabosques, incluyendo a muchos que se quedaron en la retaguardia mientras los insurgentes avanzaban.

Por el momento se ignora si los gorilas, que no han sido vistos en los últimos 15 meses, salieron ilesos del conflicto. En este parque viven 200 de unos 700 de los grandes gorilas que existen en el mundo.

PERMISO En extinción


Los guardas del parque nacional de Virunga, en el este del Congo, volvieron a tener acceso a la zona que alberga a unos 200 gorilas de montaña.

«Desde septiembre de 2007 no tení­amos acceso a los gorilas de montaña», una especie en extinción que vive en la zona montañosa que se extiende entre el este de la RDC, Ruanda y Uganda, explicó el director del parque Virunga, Emanuel de Merode.

Los guardas tuvieron que evacuar la región por culpa de los combates entre la rebelión de Laurent Nkunda y el ejército congoleño y sus milicias aliadas.

Desde el 7 de septiembre de 2007 la zona está en manos de la rebelión del Congreso Nacional por la Defensa de la Democracia (CNDP), que ha aceptado el regreso de los guardas.

«Hemos hablado con el CNDP. Las discusiones se han limitado a cuestiones de gestión del parque y de la conservación de la naturaleza», insistió Merode.

Su primera misión consistirá en volver a censar los gorilas de montaña. Este trabajo, que deberí­a durar alrededor de un mes, «dará una estimación precisa de su población y su estado de salud» después de meses de combates en la región, explicó Merode.

Según el último censo, en el parque de Virunga habí­a 200 ejemplares, lo que representa el 30% de la población de gorilas de montaña de todo el mundo.

Esta especie «es una prioridad suficientemente importante para trascender las diferencias polí­ticas. Los guardas son neutros en el conflicto, es normal que tengan autorización para hacer su trabajo», añadió el director.

El viernes, 120 guardabosques pudieron regresar a su sede en Rumangabo, de donde habí­an sido evacuados en octubre. Otros 240, que han huido por los combates, todaví­a siguen en campos de refugiados en Goma, la capital de la provincia Kivu del Norte, 50 km hacia el sur.