Hasta el momento, cuando faltan alrededor de seis meses para que se convoque oficialmente a elecciones generales, y aunque varios de los presuntos candidatos presidenciales y algunos aspirantes a varias alcaldías municipales se han adelantado en sus campañas de proselitismo, no logran despertar el entusiasmo de los guatemaltecos aptos para depositar el sufragio, pudiéndose percibir actitudes de indiferencia cuando no de rotundo rechazo a los políticos, entre un elevado porcentaje de ciudadanos.
Por ejemplo, y pese a que el universo que abarca las encuestas de La Hora no se extiende a guatemaltecos que no leen este diario, la mayoría de quienes ingresan al blog de este vespertino y participaron en el sondeo mediático acerca del tema electoral la semana antepasada, no tenían intenciones de acudir a votar en las elecciones para Presidente de la República.
La pregunta que se planteó en el portal del diario inquiría: ¿Ya tiene decidido por quién votar para el 2011? Al concluir la encuesta, el 23.83% de los participantes señaló que ya ha decidido por el candidato o la candidata a la Presidencia de la República por quien votará. Un raquítico 4.78% reveló que «casi» está seguro a quien votará en 2011; el 6.37 % no está decidido aún, y un abultado 65.01 % está integrado por guatemaltecos que no acudirán a votar. De cumplirse esa tendencia el abstencionismo superará al de las elecciones precedentes.
Insisto en subrayar que participaron únicamente quienes ingresan al portal cibernético de La Hora, de modo que no se puede garantizar que ese porcentaje no emitirá su sufragio, necesariamente, porque se trata de un universo reducido, pero que representa apreciable número de personas con presumible grado de conocimiento y cultura general.
Por medio de una práctica más elemental y empírica, me dediqué a plantear similares preguntas formuladas por este diario, comenzando con mi grupo familiar y parientes cercanos. Aprecié entre todos los interrogados -en edad de votar- palpable apatía hacia quienes se mencionan como potenciales candidatos presidenciales, e igual desdén demostraron amigos, vecinos y paisanos. Â
Sin embargo, hay que tomar en consideración que en el interior del país, sobre todo en las áreas eminentemente rurales, podrían ser diferentes los resultados de sondeos preelectorales, siempre que las encuestas no sean patrocinadas por grupos interesados y que abarquen un universo mucho más amplio. Además, es probable que cuando se lleguen a definir concretamente las candidaturas presidenciales, ya haya disminuido el porcentaje de los presuntos abstencionistas.
En lo que a mí respecta, no me quita el sueño ni el apetito el rechazo a los avorazados precandidatos presidenciales.
(El anciano abstencionista Romualdo Tishudo le dice a su nieto: -Traéme una de esas pastillas azules que tiene tu papá en su mesa de noche y te doy Q10. El niño cumple y a la mañana siguiente el abuelo le da Q100. -¡Es mucho! -intenta rechazar el chico. El viejo repone: -Es que los Q90 los puso tu abuela).