El 2008 cierra con cifra histórica de centroamericanos deportados


Un deportado de Estados Unidos cuenta sus dólares previo a cambiarlos, tras haber arribado en la Fuerza Aérea Guatemalteca, procedente de El Paso, Texas, en el último vuelo del año pasado. FOTO LA HORA AFP.

El año que termina no fue del todo bueno para los centroamericanos que emigraron en busca del «sueño americano», pues las autoridades de Estados Unidos expulsaron a más de 80 mil migrantes de esta región, un récord en materia de deportaciones.


Un grupo de 130 migrantes fueron retornados en el penúltimo dí­a del 2008. FOTO LA HORA AFP.

«En Los íngeles ganaba cinco dólares por hora, trabajaba 10 horas diarias durante cinco dí­as, me iba muy bien, pero me agarraron y me deportaron», contó Moisés Alejandro Vicente, uno de los 122 guatemaltecos que el martes regresó al paí­s en el último vuelo de guatemaltecos deportados durante 2008.

El Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) deportó a más de 154 mil centroamericanos y mexicanos durante el año fiscal 2008, un 46% más que el año anterior, según estadí­sticas de esa agencia.

Las deportaciones afectaron a 80.448 centroamericanos, más de un tercio del total de migrantes expulsados de Estados Unidos (212 mil) durante el año fiscal 2008, terminado el 30 de septiembre, según el ICE.

Esta cifra es levemente superior a la del año anterior, cuando fueron deportados 79.632 centroamericanos. Durante 2006, fueron expulsados 60.005 migrantes de la región, de acuerdo al ICE.

Los más afectados fueron los hondureños con 29.307 deportados, seguidos por los guatemaltecos con 28.344. Los salvadoreños fueron 20.516 y los nicaragí¼enses 2.281.

En el caso de los guatemaltecos las deportaciones se cuadruplicaron en cuatro años, al pasar de 7.029 en 2004 a más 28 mil en el año que termina.

Sin embargo, la migración de guatemaltecos no cesa, como es el caso de Hilda Ramí­rez, quien a mediados de diciembre fue capturada en el desierto de Arizona, tras ingresar desde México con otros indocumentados.

«Soy madre de dos niños y trabajaba en una maquila, pero cerró y me quedé sin trabajo. Decidí­ irme y le pagué al «coyote» (traficante de indocumentados) 15.000 quetzales (casi 2.000 dólares) y quedé con una deuda de 25.000 quetzales (casi 3.300 dólares)», afirmó Ramí­rez.

Pero eso no es todo, pues la mujer, quien también llegó a Guatemala en el último grupo de deportados de 2008, entregó al traficante las escrituras de su casa como garantí­a de pago, por lo que ahora necesita buscar otras formas de saldar la deuda para no perder su hogar.

Ramí­rez y Vicente están decididos a quedarse en Guatemala, pues aseguraron que tras ser detenidos en Estados Unidos sufrieron maltratos fí­sicos y psicológicos, por lo que no quieren hacer otro intento por viajar en forma ilegal a ese paí­s.

Las remesas que enví­an los migrantes a sus familias tienen alta incidencia en la economí­a de algunas naciones centroamericanas.

Los guatemaltecos enviaron unos 3.900 millones de dólares entre enero y noviembre, mientras que a El Salvador llegaron remesas por 3.695 millones de dólares en 2007, casi una quinta parte del Producto Interno Bruto salvadoreño.