El ejército egipcio desplazó el jueves tanques y dio un plazo tanto a partidarios como oponentes del presidente Mohamed Morsi para que abandonen su acampada ante el palacio presidencial tras los cruentos enfrentamientos que dejaron cinco muertos y más de 600 heridos, en el peor incidente de violencia callejera desde la elección del líder islamista.
La intensidad de la violencia nocturna, en la que los partidarios islamistas de Morsi y sus detractores seculares se lanzaron bombas incendiarias y piedras, marcó un posible punto de inflexión en la crisis que comenzó hace dos semanas por haber asumido el mandatario poderes casi absolutos y la rápida aprobación de un proyecto de ley constitucional.
Los activistas de la oposición convocaron otra protesta para el jueves por la tarde frente al palacio presidencial, con la posibilidad de un mayor derramamiento de sangre dada la actitud beligerante de ambos bandos.
Empero, la Guardia Republicana del ejército, una unidad de élite encargada de proteger al presidente y sus palacios, dio de plazo a los manifestantes de ambos bandos hasta las 1300 GMT del jueves para abandonar el lugar, según un comunicado oficial. La nota anunció además la prohibición de que los manifestantes se concentren ante cualquiera de los palacios presidenciales de la nación.
Morsi se encontraba el jueves en el palacio, según un funcionario presidencial que habló a condición de guardar el anonimato por no estar autorizado a dialogar con la prensa.
Egipto ha registrado enfrentamientos esporádicos durante casi dos años de agitación política tras el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. Empero, los enfrentamientos callejeros del miércoles fueron los peores entre los partidarios de Morsi y sus detractores, especialmente tras el llamamiento implícito de la Hermandad Musulmana para que acudieran sus miembros al palacio presidencial a desalojar a los manifestantes contrarios al mandatario que habían acampado en el lugar.
Al contrario que Mubarak, Morsi fue elegido en junio por un estrecho margen en los comicios presidenciales, pero muchos activistas que lo respaldaron se han pasado a la oposición tras los decretos del 22 de noviembre que le otorgan poderes únicos. Posteriormente, un proyecto de ley constitucional fue rápidamente redactado por sus aliados islamistas pese a la condena de cristianos e izquierdistas.
Además, cuatro de los asesores de Morsi dimitieron el miércoles, uniéndose a otros dos miembros de los 17 que integran la comisión asesora que lo han abandonado desde que comenzó la crisis.
ANOCHE
Partidarios y detractores del presidente egipcio Mohamed Morsi se lanzaron piedras y bombas incendiarias, y pelearon con palos frente al palacio presidencial anoche en El Cairo, en momentos en que una nueva ronda de protestas profundizaba la crisis política del país.
Mohamed ElBaradei, un prominente opositor que defiende la necesidad de reformas y democracia, acusó a los partidarios del presidente de un «cruel y deliberado» ataque contra manifestantes pacíficos.
«Esto, en mi opinión, es el fin de cualquier legitimidad que tenga este gobierno», dijo el ganador del premio Nobel de la Paz. «Un régimen que no es capaz de proteger a su pueblo y está del lado de su propia secta, (y de) matones es un régimen que ha perdido su legitimidad y está llevando a Egipto hacia la violencia y el derramamiento de sangre», dijo a The Associated Press. ElBaradei tenía prevista una conferencia de prensa más tarde el miércoles.
La oposición exige que Morsi derogue los decretos que le dieron poderes casi absolutos y abandone un controversial proyecto de constitución que los aliados islamistas del mandatario aprobaron apresuradamente la semana pasada.
Las manifestaciones enfrentadas y la violencia son parte de una crisis política que ha dejado al país dividido en dos bandos: los islamistas contra una oposición formada por grupos de jóvenes, los partidos liberales y amplios sectores de la opinión pública. Ambos bandos han indicado que no cederán, lo que apunta a un prolongado estancamiento.
Los últimos enfrentamientos comenzaron cuando miles de simpatizantes islamistas de Morsi llegaron a la zona que rodea el palacio, donde unos 300 opositores realizaban una protesta. Los islamistas, miembros de la Hermandad Musulmana de Morsi, persiguieron a los manifestantes para expulsarlos de su campamento instalado afuera de la puerta principal del palacio y derribaron sus tiendas. Los manifestantes se dispersaron a calles aledañas, donde corearon consignas contra Morsi.
Después de un período de calma en los combates, cientos de jóvenes opositores de Morsi llegaron al lugar e inmediatamente comenzaron a arrojar bombas incendiarias a los partidarios del presidente, quienes respondieron con piedras.
No se reportaron víctimas de inmediato, pero testigos dijeron que vieron a varios manifestantes ensangrentados. Varios grupos de oposición dijeron que estaban llamando a sus partidarios a dirigirse a la zona del palacio, un movimiento que presagiaba más violencia.
Mohamed ElBaradei
Ganador del premio Nobel de la Paz
Los activistas de la oposición convocaron otra protesta para esta tarde frente al palacio presidencial, con la posibilidad de un mayor derramamiento de sangre dada la actitud beligerante de ambos bandos.