Las tropas gubernamentales avanzaron en territorio rebelde cortando en dos la última zona bajo control de los Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE), unos 15 km2 en el noreste de la isla, afirmó el ministerio de Defensa.
«La 58ª división del ejército de tierra srilanqués entró esta mañana en las aldeas de Putumathalan y Amapalavanpokkanai» en una zona supuestamente desmilitarizada pero controlada de facto por la guerrilla, aseguró.
El ejército informó asimismo de que proseguía el éxodo de miles de civiles del último reducto de los rebeldes tamiles.
«Registramos a 39.081 personas que llegaron ayer» lunes, declaró el portavoz del ejército, el general Udaya Nanayakkara. «Los civiles siguen pasando a nuestro lado también hoy», agregó.
El presidente srilanqués, Mahinda Rajapakse, había anunciado el lunes el éxodo de 35.000 civiles tamiles que huían de la última zona de 15 km2 que sigue bajo el control de los LTTE, a los que acusa de utilizar a decenas de miles de personas como «escudos humanos».
El lunes, el gobierno de Colombo dio al jefe supremo de los LTTE, Velupillai Prabhakaran, y a sus lugartenientes un plazo de 24 horas para rendirse, hasta las 06H30 GMT de este martes.
«Los LTTE no respondieron al llamamiento del gobierno para que se rindiesen, así que seguimos con nuestra ofensiva para rescatar a los civiles», afirmó Nanayakkara una vez pasada la hora del ultimátum.
Sin embargo, páginas web protamiles informaron de que la zona estaba cubierta con cientos de cadáveres de civiles que atribuyeron a los ataques gubernamentales.
La rebelión tamil acusó el martes al ejército de haber matado a más de un millar de civiles y herido a 2.300 durante los combates del lunes
«Y hoy se está produciendo un baño de sangre», insistió la guerrilla separatista tamil en un comunicado.
El ministerio de Defensa esrilanqués rechazó las acusaciones asegurando que ninguna operación militar se desarrollaba contra civiles tamiles en el pequeño territorio de 15 km2 que todavía está en manos de la rebelión.
Según estimaciones del gobierno esrilanqués unos 30.000 civiles podrían seguir retenidos por los Tigres. La ONU afirma que podrían ser el doble y el martes advirtió de que una violenta ofensiva final podía provocar un baño de sangre.
«Si los combates continúan y si los LTTE se niegan a permitir que la gente salga de la zona de conflicto, nos enfrentamos inevitablemente a ver la muerte intolerable de muchos niños más», afirmó el director regional de UNICEF para el sur de Asia, Daniel Toole.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) expresó desde Ginebra su preocupación por las consecuencias de una ofensiva final y la ONG Human Rights Watch (HRW) advirtió de que el mundo tiene sólo una horas para impedir «un baño de sangre».
El conflicto provocó protestas en varias capitales europeas como londres y París, donde la policía detuvo a 210 personas la noche del lunes.
Los Tigres Tamiles, hinduistas, libran desde 1972 una guerra contra las fuerzas armadas por la independencia del norte y noreste de la antigua Ceylán, una isla situada al sudeste de India que fue colonia británica hasta 1948.
La guerra en Sri Lanka ha provocado decenas de miles de muertos desde entonces. Según la ONU, desde enero pasado han muerto 2.800 personas.
Sri Lanka tiene 20 millones de habitantes, el 75% de los cuales son cingaleses budistas.