Después de autorizar la evacuación de los civiles, el ejército bombardeaba hoy el campo de Nahr al-Bared en el norte del Líbano, lo que indicaría el inicio del asalto final contra los miembros del Fatah al-Islam atrincherados allí desde hace casi dos meses.
Dos soldados murieron en una emboscada de los islamistas, según fuentes médicas.
Espesas nubes de humo cubrían el campo de refugiados palestinos en ruinas, que era bombardeado sin descanso.
A los tiros de cañón de todo calibre se sucedían tiroteos con armas livianas entre soldados e islamistas.
«El bombardeo de hoy es un primer paso hacia la batalla final contra el grupo terrorista cuyos miembros rechazan rendirse al ejército desde el 20 de mayo», afirmó un oficial en el lugar.
Sin embargo, el portavoz del ejército desmintió que se trate del «ataque final».
El ejército sigue «apretando el cerco en torno a Nahr al-Bared y limpiando las posiciones de los islamistas con el fin de obligarlos a rendirse», afirmó a la AFP.
Refuerzos militares en hombres y material llegaron durante la noche a los alrededores de Nahr al-Bared, según el corresponsal de la AFP en el terreno.
El miércoles, por primera vez desde hace varias semanas, el ejército había autorizado a las organizaciones humanitarias el ingreso al campo para evacuar a los civiles. Unas veinte mujeres pudieron salir.
Unos 140 militantes de la Organización de Liberación de Palestina (OLP), que aseguraban la seguridad en Nahr al-Bared, como en los otros campos libaneses, también dejaron el lugar.
Estas evacuaciones «dejan el terreno más libre al ejército para intervenir sin que los civiles corran riesgos», había destacado una fuente palestina.
Antes de la salida de este grupo, sólo quedaban en el campo algunos cientos de personas, entre las cuales los combatientes del Fatah al-Islam, estimados en unos 80, más sus familiares.
Los bombardeos se reiniciaron el miércoles en la noche. El jueves en la mañana, tropas de élite, batallones motorizados y unidades de ingenieros se desplegaron en torno al campo, a 15 km al norte de Trípoli, segunda ciudad del Líbano.
También el miércoles, en vísperas del aniversario del comienzo de la ofensiva israelí en el Líbano contra el Hezbolá chiita (entre el 12 de julio y el 14 de agosto), el primer ministro Fuad Siniora había reclamado reforzar las capacidades del ejército para «poner fin» a los combates contra «la banda criminal» del Fatah al-Islam.
El ejército había anunciado que el conjunto de los civiles que permanecían en Nahr al-Bared sería evacuados.
No obstante, el Comité internacional de la Cruz Roja, que coordina las evacuaciones, no había conseguido sacar del lugar y tal como lo había previsto, a unas sesenta mujeres y niños. El grupo no se presentó al lugar convenido.
Los combates, que son los más mortíferos desde el fin de la guerra civil en 1990, comenzaron el 20 de mayo cuando el Fatah al-Islam lanzó una serie de ataques mortíferos contra el ejército en las inmediaciones de Nahr al-Bared.
El grupo, que reconoce vínculos ideológicos con Al-Qaida, está acusado por las autoridades libaneses de ser un instrumento de los servicios secretos sirios para tratar de desestabilizar al Líbano, lo que Damasco desmiente.
En los combates han muerto 176 personas, de las cuales 88 soldados.