Egipto sospecha de grupo local tras ataque a iglesia cristiana


Cientos de cristianos en Egipto protestaron anoche por la violencia. FOTO LA HORA: AP Amr Mustafa

La investigación de la Policí­a egipcia de un atentado dinamitero suicida contra una iglesia cristiana egipcia, que mató a 21 personas, se centra en un grupo local de extremistas islámicos que se inspira con al-Qaida, pero que no tiene ví­nculos directos con esa organización, dijeron ayer funcionarios de seguridad.


Los funcionarios dijeron que la Policí­a también está examinando las listas de los pasajeros que llegaron recientemente en vuelos desde Irak, donde la rama local de al-Qaida ha amenazado a los cristianos de Egipto.

Los funcionarios hablaron el domingo bajo condición de no ser identificados porque la investigación no ha concluido aún.

Decenas de feligreses de la comunidad copta, muchos de ellos de luto, acudieron el domingo a la iglesia atacada para asistir a misa, muchos de ellos molestos con las autoridades a las que acusan de no hacer lo suficiente para proteger su integridad y derecho a la libertad de culto. Los feligreses eran protegidos por policí­as y varios vehí­culos blindados.

El oficio, en la iglesia de los Santos en la ciudad portuaria de Alejandrí­a, estuvo dominado por el dolor y la indignación de una congregación devastada por el ataque, perpetrado el sábado frente a la fachada del templo, apenas unos 30 minutos después de haber comenzado el año.

Algunos sollozaron discretamente y otros con la voz al cuello, entre gritos de indignación. «!Murieron, murieron!», repetí­a sin cesar una mujer.

Otros lamentaron que los ataques contra las iglesias y la comunidad cristiana ocurren con frecuencia en las festividades más propicias a la alegrí­a y gozo espiritual como Navidad y Año Nuevo. Hubo incluso quienes denunciaron que el gobierno no hace lo suficiente para garantizar la seguridad de los santuarios y casas de oración coptas.

«Pasamos cada festividad presas del dolor, dijo Sohair Fawzy, quien perdió a dos hermanas y una nieta en el atentado.

«No hay seguridad en Egipto», lamentó en alta voz uno de los feligreses.

El padre Maqar, que encabezó el oficio, no pronunció sermón alguno e interiorizó su dolor en silencio.

«Aconsejo a los cristianos que recen y recen para aliviar su agoní­a», dijo a The Associated Press tras la ceremonia religiosa.

Las consecuencias del ataque quedaron visibles al dí­a siguiente del atentado. El suelo estaba cubierto de sangre derramada por las ví­ctimas, que fueron llevadas a su interior poro después del ataque.

Dos imágenes de Cristo y la Virgen Marí­a fueron derribadas y las bancas fueron desplazadas por la fuerza de la explosión. Un cartel con la inscripción «2011» colgaba destrozado en la parte interior del portón principal.

Ningún grupo se atribuyó de inmediato la responsabilidad por el atentado, pero el presidente Hosni Mubarak acusó a «manos extranjeras». El gobernador de Alejandrí­a acusó a al-Qaida, al recordar amenazas previas contra los cristianos en Irak por parte de la rama local de la red terrorista.