El jefe militar de Egipto, Abdul Fatá El Sisi, dio hoy su indicación más fuerte hasta ahora de que tiene la intención de competir en las elecciones presidenciales, al decir en un discurso que no puede «dar la espalda» a los pedidos de los egipcios que quieren que se postule.
Se cree que El Sisi casi seguramente ganará si compite por la presidencia, aprovechando el fervor popular desde que derrocó al primer presidente libremente electo del país, el islamista Mohamed Morsi, quien encaró protestas masivas exigiendo su salida después de un año en el cargo.
Una acalorada campaña en los medios de comunicación antiislámicos y nacionalistas ha avivado el apoyo hacia El Sisi, pregonado como salvador de la nación.
Desde hace semanas los medios de comunicación promilitares han estado diciendo que el militar anunciará su candidatura en un momento a otro. El mes pasado, el máximo cuerpo militar, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, dio públicamente su apoyo a una posible candidatura de El Sisi.
En sus declaraciones del martes durante un discurso a los cadetes militares, El Sisi no llegó a anunciar oficialmente que se postulará, pero dio a entender que estaba esperando a la expedición de una ley que regule las elecciones presidenciales y establezca el calendario correspondiente. La votación está prevista para finales de abril.
«No puedo dar la espalda cuando la mayoría de los egipcios quieren que me postule en las próximas elecciones presidenciales», dijo El Sisi a los cadetes según la agencia estatal de noticias MENA. Sin embargo, agregó: «Veamos en los próximos días los procedimientos oficiales».
«La nación está pasando por unas condiciones difíciles que requieren que la gente, el ejército y la policía caminen juntos porque nadie por sí solo puede levantar al país», dijo.
Si llega a la presidencia, El Sisi enfrenta una serie de problemas económicos, sociales y de seguridad que le plantearían una verdadera prueba de su popularidad. Además, el respaldo a su candidatura de parte de los generales pone en riesgo la reputación de los militares, lo que significa que la institución más poderosa del país podría verse empañada por alguna posible agitación política.
Las paredes y postes de alumbrado público en gran parte del país lucen carteles con la imagen de El Sisi junto a un león. La radio y las cafeterías reproducen canciones en la que es elogiado. Sus partidarios lo alaban a menudo como el nuevo Gamal Abdul Nasser, el nacionalista árabe que gobernó en las décadas de 1950 y 1960