Efraí­n Recinos, nuestro polí­mata


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De Efraí­n Recinos, usualmente, se le vincula con la arquitectura, sobre todo por el diseño y la construcción del llamado Teatro Nacional. Sin embargo, su vida estuvo llena de una gran virtuosidad que no sólo estuvo ligada al arte, sino que también a otras disciplinas, lo cual lo acerca al paradigma del hombre renacentista, es decir, aquel que dominaba todas las artes, o al menos varias de ellas.

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POR MARIO CORDERO íVILA
mcordero@lahora.com.gt

Uno de los términos utilizados es el de “polí­mata”, expresión griega que significa “que conoce, comprende o sabe mucho”, y se designa así­ a una persona que destaca en varias ramas, especialmente de las artes. También se conoce a los polí­matas como renacentistas, o bien con la expresión latina “homo universalis”,

Entre algunos polí­matas famosos, se destacan Aristóteles, Leonardo da Vinci, Nicolás Copérnico, René Descartes, Isaac Newton, Gottfried Leibniz, Benjamí­n Franklin, Immanuel Kant, Thomas Jefferson, Johan von Goethe, Alexander von Humboldt e Isaac Asimov. Y si usted busca la definición de “polí­mata” en la Wikipedia, podrá leer que a Efraí­n Recinos se le denomina de esta forma.

Y es que además de destacar en la arquitectura, también lo hizo en otras artes. Paradójicamente, no siguió la carrera de arquitectura debido a que en sus tiempos de universitario ésta no existí­a en Guatemala, por lo que su profesión es Ingeniero Civil, pero básicamente fungió como arquitecto, siendo uno de los pioneros de esta profesión y arte en Guatemala.

Pero también, dentro de las artes visuales, fue pintor, escultor y muralista. Dentro del teatro, se introdujo como escenógrafo, además de ser un gran lector y conocedor de cine y literatura. En los últimos años se dedicaba a escribir una serie de cuentos de corte lúdico, que estaba preparando para la publicación. Además, sabí­a interpretar el violí­n, mandolina, marimba y el piano, en su faceta como músico.

Además, Recinos destacó en su juventud por su actividad fí­sica. Fue corredor olí­mpico, triatleta, fondista, seleccionado nacional de básquetbol y ajedrecista. Como estudiante, fue varias veces abanderado. Como profesional, se desarrolló como catedrático, constructor y, por supuesto, arquitecto y urbanista. Asimismo, se definí­a como inventor, por la gran serie de aparatos que imaginaba y construí­a.

Y, en otros tí­tulos que no constan en diplomas, era buen conversador, alma sensible con su entorno, precursor del ambientalismo, caedor bien, pí­caro bromista, buena compañí­a de mesa, soñador despierto, idealista, mente despierta y vivaracha y, sobre todo, humilde, caracterí­stica que no deberí­a corresponderle por su grandeza. Pero, sí­, ante todo, era muy sencillo y jamás se vistió con í­nfulas de grandeza.

De hecho, él contaba con mucha satisfacción que sus obras, además de su intencionalidad estética, eran fí­sicamente duraderas, porque sus amigos carpinteros, albañiles y otros obreros siempre le enseñaban qué materiales eran mejores, lo cual nunca lo hubiera sabido si no se hubiera acercado a conversar con ellos.

Todos estos detalles sobre el maestro Recinos deben referirse en pretérito simple, porque, como ya todos sabemos, murió ayer, a los 83 años de edad, tras una larga vida fecunda y polí­mata.

BIOGRAFíA

Recinos nació el 15 de mayo de 1928 en Quetzaltenango. Sus padres fueron Marí­a Trinidad Valenzuela Micheo y José Efraí­n Recinos Arriaza, y fue el mayor de tres hermanos. Su padre también era un hombre virtuoso, quien supo percibir el alma creativa de su hijo “Quiquito”, como le decí­a a Efraí­n Enrique. Su padre se tuvo que desempeñar en diversos oficios para poder ofrecer a su familia el sustento.

De pequeño, Efraí­n Recinos no fue a la escuela, ya que su padre decí­a que no querí­a que le enseñaran malcriadeces. Por ello, su progenitor fue el encargado de enseñarle a leer, así­ como de suministrarle los materiales para que pasara todo el dí­a dibujando: desde lápices (en tiempos de crisis) hasta crayones de colores (en tiempos de bonanza).

Pero sin duda su padre le motivó a fortalecer su creatividad, ya que desde niño fue buen lector y dibujante. Su papá, cuando regresaba cansado cada dí­a del trabajo, le revisaba sus dibujos. Según el maestro Recinos, jamás le desaprobó ningún dibujo y evitó calificarlos, y con ejemplar disciplina, fechaba y registraba todos los dibujos, y los guardaba. De esa cuenta, Recinos aún conservaba varios dibujos de su temprana niñez.

A los trece años, ingresó por primera vez a una escuela, siendo ubicado en cuarto primaria, lo cual hací­a que hubiera una diferencia enorme entre él y sus compañeros. A su tiempo, pasó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas de Guatemala, en donde, al contrario de la primaria, él era el más pequeño en edad de sus compañeros, que usualmente eran todos adultos.

Desde adolescente, tomó la costumbre de declarar su amor a bellas damas a través de la elaboración de un retrato, lo cual derivó en que un dibujo de la joven Elsa engendrara su posterior matrimonio.

En el bachillerato en el Instituto Central para Varones, fue abanderado e se inició en el deporte, sobre todo el atletismo de fondo, logrando de esa forma alcanzar algunos récords nacionales, como en los 800 metros planos, 400 metros con vallas y 3,000 metros con obstáculos. Fue atleta del ciclo olí­mpico, llegando a los Juegos Panamericanos de 1951, en una camada de atletas en las que figuraba Mateo Flores, con la que alcanzaron el quinto lugar en el medallero general.

En adelante, Recinos hizo explotar su carrera como arquitecto y artista, al ingresar a la Facultad de Ingenierí­a de la Universidad de San Carlos, pero, en realidad, su vida fue más que dedicarse simplemente a la construcción: abarcó una amplia gama de artes y disciplinas, como todo un polí­mata.

Recinos murió ayer, 2 de octubre de 2011, tras ser internado el sábado a un hospital capitalino por problemas con una úlcera gastrointestinal.

OBRA
Su legado artí­stico


Algunas de las obras de Efraí­n Recinos más recordadas son:

La fuente del Parque de La Industria
Murales del Crédito Hipotecario Nacional y Biblioteca Nacional
Difusores acústicos del Conservatorio Nacional de Música
Centro Cultural Miguel íngel Asturias
Escultura La Marimba
Esculturas de las Guatemalitas (varias versiones)
Pintura “Estado de sitio”
Escultura: “Presidenta cuartelazo”

PENDIENTES
Dejó pendientes dos obras visibles muy importantes
El Instituto de la Marimba
Murales de la Corte Suprema de Justicia
Un libro de cuentos