Mucho se dice e informa sobre los efectos negativos del cambio climático que se refleja en el impacto nocivo sobre la vida de seres humanos, la fauna animal y la flora natural del planeta. Los datos más frecuentes hablan del deterioro por las acciones provocadas por los humanos que reflejan varias consecuencias, entre las que puedo citar: calentamiento de los océanos, derretimiento de los glaciares, descomposición de los ciclos naturales del clima mundial, cambios ecológicos inesperados, (sequías, inundaciones, huracanes), y lo más grave e irreversible, la extinción de especies animales que están desapareciendo para siempre.
Al analizar las causas de este desastre medio ambiental, los expertos coinciden en señalar la responsabilidad que tienen las grandes economías mundiales, en particular, países industrializados del mundo desarrollado, que contaminan la atmósfera con la expulsión de gases y humos tóxicos, entre éstos dióxido de carbono.
Por ejemplo, la amenaza en contra de la fauna animal que de repente en este momento ya se extinguieron, se cierne sobre las siguientes especies: ballena beluga, pingüino emperador, pez payaso, zorro ártico y el koala australiano, mientras que en la flora la especie más amenazada es el árbol de Aloe del desierto de Namibia (Sur de África) que está muriendo a causa de las frecuentes y fuertes sequías. En algunos desiertos la precipitación fluvial apenas alcanza cinco milímetros por año, mientras que en regiones tropicales se superan los dos mil milímetros anuales, estas abismales diferencias explican algunas razones para comprender el daño irreversible que se ocasiona al planeta y a las especies que lo habitamos y que todavía sobrevivimos.
Según los científicos algunos de los efectos del cambio climático se verán en África, donde varias regiones sufrirán escasez de agua, provocando que mucha gente se quede sin acceso al líquido vital. Se estima que para el 2020 la reducción de zonas de cultivo aumentará los riegos de hambruna. “Las cosechas se reducirán hasta en un 50%”.
Para el territorio de las Américas, se considera que el aumento de las temperaturas y la disminución de las fuentes de agua subterránea en la región amazónica, podría provocar que el bosque tropical se transforme en una sábana, lo que llevaría a la extinción de muchas especias de flora y fauna. Mientras que en las zonas más secas, habrá una salinización y desertificación de las tierras cultivables con daños en la agricultura y ganadería. Se estima que el aumento del nivel del mar, inundará las regiones bajas afectando a países como El Salvador, Guyana y el estuario del Río de la Plata.
En cuanto a los polos, el Ártico y la Antártida, los científicos consideran que habrá una reducción en el espesor y la extensión de los glaciares, las capas de hielo, las superficies de mar congeladas y los hielos subterráneos.
Los cambios en los ecosistemas naturales tendrán “un impacto negativo en las aves migratorias, los mamíferos y los depredadores”. Los efectos nocivos del cambio climático repercutirán en el agua, los alimentos, la salud de los humanos y la industria. Impactará a los humanos, a millones de personas, en especial a aquellos con poca capacidad de adaptación, provocando malnutrición y enfermedades derivadas.
Las predicciones no son optimistas y pese a que ese panorama del futuro es de corto plazo, la intervención de los humanos para revertir esa situación no se vislumbra. Los países que más contaminan como los Estados Unidos de América, ni siquiera se suman a los esfuerzos que la comunidad internacional hace para controlar las emisiones de gases contaminantes. Son los seres humanos quienes provocan los mayores daños al planeta.