El impacto real y medible de Mi Familia Progresa para el desarrollo humano de los municipios más pobres es una incógnita para diputados, analistas e incluso, para algunos de los mismos integrantes del Organismo Ejecutivo.
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Las reglas del juego no resultan claras para algunos diputados de oposición -que a pesar de aprobar las políticas sociales del Gobierno-, tienen dudas con respecto a la intención y los resultados reales del programa de transferencias monetarias condicionadas: Mi Familia Progresa.
Mientras que para la primera dama y presidenta del Consejo de Cohesión Social, Sandra Torres, el resultado de Mi Familia Progresa es óptimo, la mayoría de bancadas de oposición en el Congreso no tienen certeza de cuál es el impacto de la iniciativa, y algunas hasta aseguran que «es una farsa».
De la misma manera, analistas y algunos miembros del Ejecutivo que prefieren no ser citados, dicen que el beneficio social de las transferencias es una incógnita que todavía no tiene respuesta.
Una de las razones de la desconfianza de los congresistas es que el Ejecutivo utiliza el programa como uno de sus principales estandartes para la publicidad gubernamental.
Además, en los discursos -tanto internacionales como nacionales- del Presidente y su esposa nunca faltan elogios para Mi Familia Progresa, al tiempo que evocan los esfuerzos políticos que realizaron en la campaña electoral para ganar votos.
FISCALIZACIí“N
¿Progresa mi familia? -Sí, responde la diputada Nineth Montenegro. -«La pregunta es ¿a qué precio».
Montenegro reconoce que el modelo de transferencias monetaria de Mi Familia Progresa ha tenido éxito en otros países, y similares resultados se podrían dar en Guatemala, sin embargo, todavía no se desarrollan métodos de fiscalización para ese proyecto.
«La falta de instrumentos de fiscalización hacen complicada o imposible la labor de verificar que la ayuda económica llegue a los más necesitados», sostiene la parlamentaria.
La única posibilidad de la diputada de Encuentro por Guatemala es contar con los datos completos de todos los beneficiarios, y con esa información efectuar un estudio para comprobar los impactos en el desarrollo humano de la entrega condicionada de Q300 al mes.
Sin embargo, Cohesión Social se niega entregar los datos completos de los beneficiarios a los entes fiscalizadores, hasta que no se consulte a los receptores de las transferencias, si están de acuerdo con ofrecer su información.
Edgar Rosales, portavoz del Consejo refiere que en julio próximo «se procedería a entregar la información desclasificada a los fiscalizadores». «Solo la autorizada», resalta.
INSTITUCIONALIDAD
Jorge Santos, del Centro Internacional de Investigación en Derechos Humanos (CIIDH), constató que en Brasil, existen consensos técnicos y académicos sobre las transferencias condicionadas. «Son efectivas y coadyuvan a las grandes estrategias de erradicación de la pobreza».
«Sin embargo, sus grandes críticas en todos los países de América Latina -en donde se implementan- están en torno a que son programas que pueden prestarse a la malversación de fondos o clientelismo político».
El llamado reiterado al Gobierno es alejarse de cualquier posibilidad del clientelismo político y mal manejo de fondos, dice Santos, aunque también insiste en que la publicación de la información de los beneficiarios «podría vulnerar la dignidad de esas personas».
La apuesta de Brasil en materia de transferencias monetarias se encuentra en la institucionalización del programa a través del Ministerio de Desarrollo Social y Lucha Contra el Hambre.
Para garantizar que la ayuda económica no dependa de un partido político en el Gobierno, la institucionalización de los programas es necesaria, al tiempo que permite implementar mejores estrategias de fiscalización, sostiene Santos. «La gente pobre no sólo lo merece, también lo necesita».
«Mi Familia Progresa, es un programa coordinado por el Consejo de Cohesión Social, que está al servicio de los sectores más desposeídos de la sociedad guatemalteca y tiene como misión brindar apoyo financiero a las familias en situación de pobreza, para que puedan optar a los servicios de educación primaria y salud preventiva y nutricional».