El ejército de Estados Unidos tiene previsto realizar hoy una nueva prueba de su polémico escudo antimisiles, esta vez con la intención de destruir en el aire sobre el Pacífico un misil de ensayo de largo alcance disparado desde Alaska.
Rick Lehner, portavoz de la Agencia de Defensa de Misiles del Pentágono, indicó que la prueba será conducida este viernes entre las 15H00 y 19H00 GMT aunque si hay mal clima en la zona de pruebas en la isla Kodiak de Alaska, se pospondría para mañana, o incluso para la semana entrante.
Indicó que esta será la segunda vez que se pruebe el sistema con todos sus componentes operativos: una compleja red de radares, centros de comando y un misil interceptor coronado con un «vehículo asesino».
Si funciona, ese vehículo asesino lanzado desde California (oeste) colisionará con el misil de prueba en el espacio sobre el Pacífico, pulverizándolo.
«Es un proceso continuo de pruebas en lo que llamamos condiciones operativas realistas», indicó Lehner.
«Tenemos un interceptor configurado operativo, lanzado desde un sitio operativo, utilizando personal operativo, con vehículos asesinos operativos», destacó.
Una falla en la prueba sería un golpe al programa, en momentos en que Estados Unidos negocia la instalación de interceptores y un radar en Polonia y la República Checa, lo que ha provocado fuertes críticas de Moscú.
El anterior ensayo de esta etapa del sistema de defensa antimisiles fue conducido en septiembre de 2006, pero la historia de este programa ha estado repleta de éxitos, errores y problemas técnicos.
Lehner dijo que esencialmente la prueba de septiembre será repetida, sólo que esta vez la interceptación es el objetivo primario.
«El objetivo es lanzado desde Kodiak, Alaska, con dirección hacia la costa oeste de los Estados Unidos y luego lanzamos el interceptor de un (sitio) operativo de la Base de la Fuerza Aérea Vandenberg (en la costa central de California)», señaló.
Un radar mejorado de aviso temprano de la Base de la Fuerza Aérea de Beale al norte de California rastreará al misil y aportará información al centro de comando en Colorado Springs, Colorado. El centro de comando dispara entonces desde Vandenberg el proyectil que debe interceptarlo.
«Y luego de que el interceptor sea disparado puede obtener actualizaciones del objetivo a través del sistema de control y comando ubicado en el radar de Beale», explicó Lehner.
Otros tres radares rastrearán también al misil objetivo en «modalidad sombra», recopilando información que será analizada posteriormente, pero sin ser usada para guiar al proyectil interceptor, indicó.
También incluyen un poderoso radar que utiliza la banda X (frecuencia militar) colocado en una plataforma de perforación petrolera en el mar y otro radar más pequeño también en banda X localizado en Vandenberg, y un tercer aparato a bordo de un barco de guerra Aegis en el Pacífico.
Al personal que maneja el proyectil interceptor se le dará información general del lanzamiento, pero no sabrá exactamente cuándo se producirá el disparo hasta que el misil sea localizado por el satélite de aviso temprano, dijo Lehner.
Los críticos alegan que el sistema es incapaz de distinguir una cabeza nuclear de un señuelo.
«Realizándose (la prueba) en el medio de un debate de presupuesto en el Congreso, un éxito o un fracaso será tomado probablemente como una muestra de la salud del programa», indicó David Wright, miembro de la Union of Concerned Scientists.
«Pero la prueba dirá poco o nada sobre si el sistema podrá interceptar cabezas nucleares atacantes», destacó.
Funcionarios del Pentágono han señalado que el sistema está diseñado para interceptar un número limitado de ataques nucleares de un estado enemigo, pero no está destinado a servir de defensa de arsenales más grandes y sofisticados como el ruso o el chino.