La propuesta más ambiciosa desde el «New Deal», presentada esta semana para reformar los mercados financieros, provocó reacciones contradictorias, cuando por primera vez el presidente de la Reserva Federal admitió la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión.
Incluso algunos quienes apoyan el plan anunciado por el secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson, admiten que el proyecto tendrá escaso o ningún impacto sobre la crisis económica actual, originada en el sector de crédito hipotecario de riesgo (subprime) y en maniobras especulativas.
Aunque el plan fue anunciado en medio de una crisis de confianza en los mercados financieros, Paulson dijo que no es «una respuesta a las circunstancias actuales» sino que está destinado a enfrentar «problemas complejos, de largo plazo», para ayudar a los mercados a ser más eficientes y competitivos.
Analistas de Wrightson ICAP dijeron que el plan «un sistema más coherente de supervisión y eliminará algunas inconsistencias existentes en el actual compendio de normas».
Tim Ryan, presidente de la Securities Industry and Financial Markets Association, afirmó que Paulson «anunció un meditado y amplio plan que debería alentar una intensa discusión, debate y potenciales cambios legislativos».
Pero Robert Eisenbeis, economista de Cumberland Advisors, expresó su decepción con el proyecto.
«La mayoría de las propuestas de reforma fracasan porque no resuelven el problema de cómo superar los intereses particulares tanto de las (entidades) reguladas como de las agencias regulatorias para evolucionar hacia un «régimen más eficiente». Este informe no es la excepción y tendrá el mismo destino», afirmó.
Bajo la propuesta, descrita como el proyecto más ambicioso desde la Gran Depresión, la Reserva Federal supervisará a las firmas de corretaje de Wall Street que actualmente tienen acceso a los créditos de emergencia del banco central.
El plan prevé también la formación de un nuevo comité federal que controlará los sistemas estatales que regulan el sector hipotecario.
Se eliminarán además las diferencias entre supervisión de bancos y de instituciones de ahorro y crédito, creando una sola entidad que regulará a ambos, y fusionará la Securities and Exchange Commission (SEC), que regula a las firmas que negocian acciones, con la Commodities Futures Trading Commission, que supervisa el comercio de commodities (materias primas).
El anuncio fue realizado cuando el sistema regulatorio estadounidense es criticado por no haber prevenido los graves excesos constatados en el sector de crédito hipotecario, que originó la que ahora es vista como la peor crisis financiera en décadas.
«Para quienes piensan que no estamos en una recesión, están convencidos ahora? Olvídense de la recesión, hemos saltado directamente a reformas del tipo depresión», dijo Kevin Giddis, analista de mercados en la firma Morgan Keegan.
El presidente de la Fed, Ben Bernanke, admitió ante el Congreso el miércoles por primera vez que «una recesión es posible».
El economista de universidad de Princeton Paul Krugman dijo que el plan «crea la apariencia de responder a la actual crisis, sin realmente hacer nada sustantivo».
Krugman agregó que la administración Bush «ha pasado los últimos siete años tratando de quitar el control gubernamental de la industria financiera».
La precandidata presidencial demócrata Hillary Clinton dijo que concuerda con algunas de las recomendaciones del plan, pero que es «escaso en acción».
El CME Group, operador del Chicago Mercantile Exchange, declaró que sería un error fusionar las dos agencias reguladoras que supervisan la negociación de acciones y el mercado de futuros.
«Las diferencias son específicas, no accidentales, y un esfuerzo para homogeneizar ambos sistemas regulatorios seguramente cause más daño que beneficios», advirtió.