Un diplomático estadounidense dijo el miércoles que los tres instructores militares muertos en atentado en Pakistán no eran un «blanco directo» y negó las acusaciones de los talibanes de que las víctimas trabajaban para la controvertida empresa de seguridad Blackwater.
Estas muertes y las heridas a otros dos soldados estadounidenses en una explosión en una escuela para niñas es «una gran tragedia», dijo a periodistas en Washington Richard Holbrooke, representante especial de Estados Unidos para Afganistán y Pakistán.
Holbrooke describió a las víctimas como «personal militar estadounidense en Pakistán que estaba entrenando con las Fuerzas de la Frontera», una fuerza paramilitar paquistaní que vigila las fronteras.
El diplomático agregó que el embajador de Estados Unidos en Islamabad, Anne Patterson, con quien mantuvo una conversación previa, «no cree que hayan sido atacados directamente. Pero esta es mi única fuente de información al respecto».
Por otro lado, el funcionario rechazó las acusaciones de los talibanes, que reivindicaron el ataque, de que los soldados eran empleados de la empresa privada de seguridad Blackwater Worldwide.
«Ellos tienen que decir eso», dijo Holbrooke con respecto a las denuncias de los talibanes. «Eso es lo que hacen. Son expertos en hacer propaganda y en la desinformación».
«Pero los hechos son los hechos y… en el momento apropiado luego de las notificaciones de los familiares… Estoy seguro de que sus nombres y su cargos exactos serán revelados al público como siempre lo hacemos», agregó.
«No hay ningún secreto acerca de su presencia allí», afirmó.
Blackwater cambió su nombre a «Xe» en febrero de 2009 luego de haber perdido su contrato en Bagdad.
Conocida por ser la principal empresa privada de seguridad en Irak, el nombre de Blackwater fue muy cuestionado cuando cinco de sus agentes fueron acusados por la justicia estadounidense por haber disparado contra civiles iraquíes desarmados en un ataque que dejó 17 muertos el 16 de septiembre de 2007.