EE.UU. con menos apoyo internacional


Reacción. Los operativos en Irak han ocasionado la violencia entre la población civil.

Estados Unidos enfrenta cada vez más problemas para mantener unida su red de aliados en la lucha contra el terrorismo, que responden a intereses a veces opuestos, más allá de las declaraciones oficiales de solidaridad.


«Cuando me hacen preguntas sobre la cooperación antiterrorista y sobre nuestros aliados en todo el mundo, tratan de saber si nos dan todos lo que queremos. Eso casi nunca ocurre», declaró la asesora presidencial en Seguridad Interior, Frances Townsend, cuando fue consultada sobre el apoyo de Pakistán.

«Cada aliado participa en la lucha contra el terrorismo a través del prisma de su interés nacional», admitió.

Esa constante que se opone a los discursos oficiales que suelen destacar la amistad y cooperación entre Washington y sus aliados «no es una sorpresa», para John Pike, director de GlobalSecurity.org, un centro de investigación en Washington.

«Hoy el nivel de cooperación es menor que el de setiembre de 2001. Los estadounidenses habí­an recibido entonces poco menos que un cheque en blanco», dijo a la AFP.

Los intereses de Estados Unidos y sus aliados no son completamente parecidos, reveló. Para el gobierno de Bush, la lucha contra el terrorismo es la prioridad, pero «para otros paí­ses, Osama bin Laden (lí­der de la red Al Qaida) no es más que un problema entre muchos otros», subrayó.

Para este analista, la impopularidad mundial de la guerra de Irak lanzada por el gobierno de George W. Bush y la mala imagen del campo de prisioneros de Guantánamo -donde permanecen detenidos sospechosos de terrorismo-, pesa sobre la cooperación internacional.

Esa lucha contra el terrorismo encabezada por Estados Unidos desde del 11 de setiembre ha suscitado tensiones con sus aliados europeos.

En cuanto al gobierno de Pakistán, no está en condiciones de hacer exactamente lo que Washington espera de él. «Musharraf desearí­a cooperar, pero el gobierno paquistaní­ jamás controló esa parte del paí­s», subrayó Pike, haciendo referencia a las zonas tribales sobre la frontera con Afganistán donde Washington cree que los Talibán y Al Qaida se refugian.

De todos modos, «la realidad es que jamás estaremos totalmente de acuerdo sobre lo quién es un terrorista y cómo combatirlo. Sabemos muy bien que la lucha contra el terrorismo es explotada como un arma polí­tica y tal vez para prolongar un conflicto por otros medios», opinó Anthony Cordesman, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS).

«Demasiados paí­ses definen el terrorismo de manera diferente y tienen distintas maneras de combatirlo, valores culturales y criterios jurí­dicos diferentes y un acercamiento a los derechos humanos distinto», agregó.

«La clave del éxito es concentrarse en el arte de lo posible y sobre las sociedades y la cooperación, en lugar de tener a un paí­s o una cultura intentando tener el predominio» en esta lucha mundial contra el terrorismo, agregó.

La Casa Blanca pareció admitir el martes que no tiene los medios para obligar a los paí­ses aliados a hacer lo que les pide.

«Si no coopero con aquellos que no me dan el 100% de lo que quiero o considero necesario, no tendrí­a muchos aliados en el mundo», afirmó Townsend.