EE. UU.: Abuchean a autoridades por inmigrantes


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Una gran multitud reunida en una comunidad del sur de California donde grupos de protesta rechazaron grupos de inmigrantes transportados por Seguridad Nacional dio ayer por la noche un duro recibimiento a los agentes federales que decidieron enviar a los inmigrantes a Murrieta.

EL CENTRO, Agencia AP

Los políticos locales que pedían fronteras más seguras resultaron mucho más populares con los asistentes.

«¡Devuélvanlos! ¡Devuélvanlos!», coreaba la gente en la reunión especial, abucheando al jefe de la Patrulla Fronteriza, Paul Beeson, después de que asumiera la responsabilidad por transferir a los niños y familias centroamericanas a Murrieta desde Texas, donde las instalaciones están desbordadas.

Los autobuses que transportaban a los inmigrantes tuvieron que ser desviados el martes a San Diego, a una hora hacia el sur, después de encontrarse con manifestantes ondeando banderas en Murrieta.

En Murrieta, una ciudad en el desierto con 100.000 habitantes, los vecinos reunidos el miércoles en un auditorio del instituto con 750 plazas, protestaron cuando Beeson dijo que cuatro de los inmigrantes habían tenido que ser hospitalizados, dos con sarna y dos con fiebre.

Y el funcionario admitió que no sabía dónde acabarían los inmigrantes transportados el martes, o los siguientes grupos que se espera salgan de Texas en los próximos días.

«Tomaremos decisiones cuando lleguen a donde tiene más sentido ponerles», afirmó.

El gobierno federal intenta hacer frente a una oleada de niños y familias centroamericanas que huyen hacia Estados Unidos.

Más de 52.000 niños sin acompañante han sido detenidos tras cruzar la frontera entre Texas y México desde octubre, en lo que el presidente Barack Obama ha calificado de crisis humanitaria. Muchos de los inmigrantes creen que recibirán indulgencia de las autoridades estadounidenses y les permitirán quedarse.

El alcalde de Murrieta, Alan Long, que instó a los vecinos a oponerse al plan de transferencia de inmigrantes antes de que comenzara, dijo que la ciudad registrará cualquier gasto que le suponga el programa y enviará una «gran factura» a Washington.

«Tiene que haber cambio a nivel federal en muchos modos», dijo, provocando una gran ovación.

El supervisor del condado de Riverside, Jeff Stone, fue muy vitoreado tras pedir que se aseguren las fronteras y denunciar lo que describió como «explotación» de mujeres y niños inmigrantes traumatizados por parte del gobierno federal.

Otro grupo de unos 140 inmigrantes llegó el miércoles a Texas para ser procesado, pero fueron enviados a El Centro, a más de 225 kilómetros (140 millas), sin incidentes.