Cuando uno lee el libro «Propaganda», publicado en 1924 por Edward Bernays, se da cuenta de la forma en que se puede moldear la opinión pública mediante eficientes trabajos que utilizan distintos medios para influir en la mente de las masas. Y el autor detalla en su obra cómo es que se puede influir para que las mujeres se inclinen por cierta moda, pero que la manipulación científica de la opinión pública es indispensable para evitar el caos y los conflictos sociales.
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Se trata en verdad de un maestro que demuestra cómo es que pequeñas minorías condicionan el comportamiento de millones de personas y pueden influir de tal manera en la mentalidad de la gente que el impacto causa efectos que van mucho más allá de los simples gustos y tendencias hasta condicionar plenamente el comportamiento colectivo. Mediante propaganda dirigida al colectivo se pudo influir seriamente para promover el individualismo que pregonan los liberales, sin que nadie se diera cuenta de cómo se les manipuló como si fueran borregos mediante maniobras dirigidas colectivamente. Creo que es un libro apasionante que vale la pena leer para darse cuenta de la forma en que fenómenos sociales que uno puede suponer producto de la espontaneidad, fueron realmente provocados por esas manos ocultas que operan tras la sombra y que, como dice Bernays, deciden en nombre de todos nosotros. Pero para el caso de Guatemala lo más importante, luego de leer el libro, está en que Edward Bernays fue en los años cincuenta el asesor de Relaciones Públicas de una empresa que tuvo enorme impacto en la vida de nuestro país y que nos marcó tanto que hasta los cientos de miles de víctimas del conflicto armado son, de alguna manera, producto del trabajo que le hizo Bernays. En efecto, él fue contratado por la United Fruit Company como su experto en imagen y tuvo a su cargo la labor de propaganda para derrocar al gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán. Obviamente en su libro no aparece este trabajo tan especial que hizo, puesto que el mismo fue escrito treinta años antes de que se concretara la intervención norteamericana que se justificó en la campaña de propaganda contra Guatemala que realizó la Frutera bajo la dirección de Bernays. Pero leer el libro y entender lo que fue su papel en el caso de Guatemala es muy ilustrativo porque en el texto uno encuentra la explicación de cómo es que operó este genio de la propaganda a lo largo de su vida y cómo los valores éticos los relativizó de tal manera que para él lo más importante era cumplir con las exigencias de sus clientes. Y sobre Guatemala no dejó ninguna duda respecto al efecto de la propaganda porque convenció primero a la opinión pública norteamericana que nuestro país era una cabeza de playa de los comunistas rusos en América Latina, al punto de que la Agencia Central de Inteligencia montó la Operación í‰xito que polarizó a la sociedad guatemalteca con una artificial pero trágica división entre comunistas y anticomunistas cuya secuela fueron los miles de muertos en el conflicto al que puso fin la firma de la paz a finales del siglo pasado, pero dejando como secuela hasta nuestros días esa trágica cultura de la muerte que nos mantiene como uno de los países más violentos del mundo. Legado de la acción de propaganda del experto Edward Bernays al servicio de la UFCO.