Educar: el desafío de hoy: construyendo posibilidades y alternativas


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Con este título, la Mesa Redonda: Magisterio, publicó un valioso documento, con los auspicios del Centro Internacional de Educación y Desarrollo Humano, CINDE, en Colombia, en el año de 1999, es decir, hace 14 años.

Por Raúl Hernández Chacón

Por lo actual de su contenido y sus reflexiones, y porque es un referente válido  en la coyuntura actual por el que pasa del sistema educativo guatemalteco hoy, que facilita insumos a los padres de familia, profesores, alumnos e instituciones que buscan promover diálogos fecundos con las actuales autoridades del ministerio de educación guatemalteco, en relación con el currículo de la carrera de magisterio, que,  es sólo uno de los grandes problemas deficitarios  de la educación en Guatemala, en pleno siglo XXI, se presentan  estas consideraciones a través del suplemento cultural,  de un medio escrito de comunicación, único  en su género: La Hora. Y además como un homenaje a las y los estudiantes de magisterio, que con su coraje y valentía demuestran  como auténticos jóvenes,  su inconformidad  ante las imposiciones y la falta de diálogo en un tema de enormes repercusiones en la vida social y cultural guatemalteca.

La Licenciada Ofelia Roldán Vargas, en su estudio CURRICULO, del documento citado, desarrolla con propiedad y muy bien documentado el tema de las TEORIAS Y CONCEPTUALIZACIONES CURRICULARES.  Parte de sus reflexiones abordan el tema de los PROCESOS CURRICULARES, a partir del núcleo articulador hacia el cual convergen. Así, pedagógicamente explica una taxonomía en la que establece las diferencias de esos  procesos curriculares en tres momentos: 1. La teoría logocéntrica, que ubica al conocimiento como centro del currículo, remitiéndose a un segundo plano las necesidades y especificidades de los sujetos en formación.  2. La teoría paidocéntrica, que ubica al sujeto que aprende y la atención a sus necesidades y posibilidades  cambiantes  de ser en desarrollo  como el centro del currículo. Y 3. La teoría sociocéntrica, que ubica la sociedad con sus intereses y necesidades de transformación de desarrollo como centro del currículo, “de ahí que su diseño se apoye en estudios de corte sociológico y en teorías del desarrollo social.

Al consultar el Currículo Nacional Base, CNB del primer ciclo, publicado por el Ministerio de Educación de Guatemala, 2005, se encuentra que “La Transformación Curricular es parte importante  del proceso de Reforma Educativa. Permite crear las condiciones para lograr la PARTICIPACION, y el compromiso de todos los sectores involucrados en mejorar los procesos de enseñanza  y aprendizaje y busca acercar más la educación a la realidad nacional”. Y más delante  señala que  entre los aspectos que desarrolla  encontramos “Un paradigma diferente que centra en la persona humana con una visión intercultural y bilingüe”. Pero lo que más llama la atención del documento oficial es la respuesta al pregunta que así mismo se formula:” ¿qué propone? Fundamentalmente, la Transformación Curricular, se propone el mejoramiento de la calidad de la educación y el respaldo de un currículum  ELABORADO CON PARTICIPACION DE TODOS LOS INVOLUCRADOS.”

Se deja a consideración,  las conclusiones personales de las acciones desarrolladas, en relación con la carrera de Magisterio,  por la actual administración del Mineduc en el año 2012 y 2013.

La autora del documento que se cita al inicio de este artículo, manifiesta algunas preocupaciones en interrogantes reflexivas: 1. ¿sólo la escuela tiene el privilegio y a la vez la responsabilidad de diseñar currícula? 2. ¿qué orientaciones teóricas, metodológicas y operativas reciben los otros actores sociales, no vinculados a la educación formal, para el diseño de propuestas de formación dirigidas a los colectivos no escolarizados? 3. ¿es posible entonces hablar, por ejemplo, de un curriculum para desarrollar la creatividad  como responsabilidad de la familia, o de un curriculum para el desarrollo ambiental  como propuesta de los medios de comunicación? Al hacer referencia al tema educativo a nivel mundial dice “la Unesco, en su intento de hacer aportes significativos en lo que a mejoramiento de la calidad de la educación se refiere, por su reconocimiento al carácter central que ella y la producción del conocimiento tienen en el proceso de desarrollo de los países de América Latina y el Caribe, ha venido impulsando desde la década de los 70 un nuevo paradigma curricular cuyo eje articulador  es la participación comunitaria.” Pero aún es más específica nuestra autora consultada cuando apunta que “Cuando se habla de diseño curricular , la participación, más que un deseo o una posibilidad  adquiere el carácter de requerimiento para poder garantizar la correspondencia entre propuestas curriculares diseñadas y especificidades de los sujetos y de los contextos.”

En nuestro contexto guatemalteco, la educación  no es, desafortunadamente, prioritaria. Cuando se firmaron los Acuerdos de Paz en diciembre de 1996, se asumió el compromiso de una verdadera reforma educativa integral. La comisión paritaria elaboró el diseño de la Reforma Educativa, como diseño está sujeto a mejorar, pero no se trabaja en esa línea. Hubo una comisión consultiva, que trabajó  diez años y ahora está el Consejo Nacional de Educación. Tres instancias de diálogo y consenso que no son referencia en la gestión educativa del Mineduc. Por ello, es acertada la opinión calificada de nuestra autora del documento que se comenta: “Así las cosas, la participación no puede reducirse a la aceptación o rechazo de las opciones presentadas por los expertos, más que eso, es abrir espacios para la intervención crítica de los diferentes estamentos de la comunidad educativa en términos de recoger la información requerida y pertinente, analizar dicha información y a partir de esto tomar decisiones consciente y democráticamente.” 

Por último la Licenciada  Roldán Vargas elabora un análisis comparativo de las consideraciones y puntos de vista de varios autores que ella consultó y de ello plantea lo siguiente: “ ¿La búsqueda conjunta y permanente de la verdad se constituye en la razón fundamental que convoca al encuentro pedagógico, o es más el afán de asumir protagonismos en la transferencia de “verdades acabadas”, el  móvil principal de su acercamiento? ¿Se establecen relaciones  cálidas y de   complementariedad  en el aprendizaje, mediadas por el respeto mutuo y el reconocimiento a la autoridad intelectual  o es el poder manifiesto en la evaluación el factor normalizante de tales relaciones? ¿La sospecha, la intuición, las preconcepciones, la reflexión sobre el error son valorados como elementos generativos en el aprendizaje o, por el contrario, se atisban como causantes de retraso? Estas y otras consideraciones deben ser la motivación permanente para el “hacer pedagógico”, derivado de un proceso curricular que lleve a la  reflexión crítica del estudiante. Lo que sucede actualmente en Guatemala, es una acción concreta de crítica al sistema, a la imposición, a la  falta de diálogo. No hay consenso para imponer un bachillerato con orientación en educación. No puede cerrarse la carrera de Magisterio del nivel medio. Hay que sentarse a discutir con juicio crítico, con la comunidad educativa. Eso apunta el CNB que oficializó el Ministerio de Educación desde el año 2005. La participación, el diálogo, el consenso son tres fundamentos teóricos y prácticos en la visión de educación del siglo XXI. El desarrollo  humano  exige nuevos paradigmas, pero no sólo escritos. Se impone la necesidad  de llevarlos a la concreción.  Por todo ello la Educación es un desafío. Educar es el desafío de hoy.