Educan a 335 mil niños en comunidades pobres


Hace pocos años, cuando se aproximaba una Teletón para obtener recursos a favor de la Fundación pro-Bienestar del Minusválido, sostuve una extensa conversación con mi amigo Francisco de León, para entonces tesorero de la junta directiva de esa organización filantrópica.

Eduardo Villatoro

Paco me explicaba que la imagen de la Fundabiem se habí­a deteriorado a causa de las irresponsables declaraciones de una gobernadora departamental, quien no midió los efectos negativos que causarí­an sus palabras acerca de que otras organizaciones similares trabajan a favor de la recuperación de la salud de personas afectabas por diversas enfermedades. Fue un duro golpe para Fundabiem, porque muchas personas interpretaron antojadizamente que la funcionaria habrí­a dado a entender supuestos manejos turbios, pese a la reconocida honorabilidad de la señora De Eggenberger, quien preside esa fundación.

Le sugerí­ a Paco que los voluntarios que colaboran con Fundabiem eligieran a otras personas para los cargos directivos, pero él replicó que era muy difí­cil y que en su caso, por ejemplo, no habí­a nadie que quisiera asumir esa responsabilidad por ser ad honorem. Finalmente encontró sustituto.

Traigo a cuenta esta anécdota a propósito de las maniobras de una persona que en España intenta desacreditar el funcionamiento de la Asociación Intervida, cuya sede central está en aquel paí­s y que en Guatemala proporciona recursos para financiar el desempeño de cientos de centros escolares en los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango, Quiché, Sololá y Totonicapán, donde se atiende a alrededor de 1,700 comunidades, mediante el funcionamiento de 1,820 escuelas que educan a más de 335 mil niños, miembros de familias de limitados recursos económicos.

Según la información a la que tuve acceso, un español que ocupaba un cargo administrativo en Intervida, de Argentina, fue cesado en sus funciones por algunas irregularidades. Este individuo retornó despechado a España, y la mejor forma, según él, de vengarse de los ejecutivos de esa fundación por haberlo despedido fue acudir a la redacción de un diario hispano, para desprestigiar a Intervida, llegando al extremo de afirmar que esa institución no se ocupa de la niñez empobrecida de Guatemala y de los otros paí­ses latinoamericanos, sino que se dedica a financiar estudios de niños sin problemas financieros.,»de las elites de las familias» de las comunidades donde funcionan los centros escolares.

Recientemente tuve la oportunidad de conocer una de las escuelas de Intervida en la población de San Mateo, en Quetzaltenango, y lo menos que noté fue a niños cuyas caracterí­sticas reflejaran su pertenencia a familias de posición económica solvente Son menores como cualquier hijo de campesinos, pequeños agricultores o artesanos del Altiplano, que además de recibir clases, conforme a su edad cronológica, su avance pedagógico y de acuerdo con el plan de estudios del Ministerio de Educación, se les sirve una refacción (merienda, dicen los españoles) a media mañana, y un nutritivo almuerzo al mediodí­a.

Por si fuera poco, Intervida les proporciona uniformes y útiles escolares, atención médica preventiva y curativa, así­ como servicio odontológico. Adicionalmente, los niños no acuden a sus escuelas caminando largas y agotadoras jornadas, como es lo común en el área rural guatemalteca, sino que son transportados en autobuses desde y hacia sus modestas viviendas, muchas de ellas ubicadas en las faldas de las montañas o en parajes apartados de la civilización.

Intervida aplica una filosofí­a educativa y para la vida de las familias favorecidas, especialmente los niños que son atendidos por esa fundación -que el Estado está obligado a cumplir, pero que no lo hace por múltiples razones- y que radica básicamente en que cualquier persona, en este caso los guatemaltecos, no debe confiar sólo en la generosidad de instituciones filantrópicas, por altruistas que sean, sino que debe aprender a ganarse el derecho a la educación y a otros servicios indispensables, para la digna supervivencia de las actuales generaciones, y es por eso que erogan el módico pago de 3.41 euros, equivalentes a Q35 al mes, por cada niño.

Los personeros de Intervida en España ya conocen la realidad de lo ocurre en Latinoamérica, incluyendo la actividad que realiza en Guatemala, con los aportes de sus colaboradores, y no le concedieron crédito a las difamaciones de aquel resentido.

(Cuenta Romualdo que un sefardita -judí­o oriental de origen español- que viajó a Italia con un hijo, cuando la nave sobrevoló el Vaticano, le dijo: -¿Viste? Y pensar que estos empezaron con un pesebre).