Educación y cultura para ser presidenciable –II de II–


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Me gustarí­a que las organizaciones promotoras de los “foros” polí­ticos invitaran a los aspirantes a diputaciones para que se manifiesten respecto a sus conocimientos generales y especí­ficos sobre la problemática del paí­s, y que respondan con elementos técnicos o de cultura general; y de esa forma saber cuán capaces son para el ejercicio de cargos a los que aspiran.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

 


Lo anterior porque hay muchas personas jóvenes a quienes les han hecho creer que, sólo por ser jóvenes ya tienen la capacidad para ejercer cargos de dirección pública y hasta legislativos, aunque no sepan ni siquiera la nomenclatura de la ciudad en que viven y desconozcan la historia de Guatemala y sus instituciones.
     
      El objetivo del presente artí­culo es denotar, una vez más, la necesidad de contar con funcionarios y empleados educados, con cultura general y honestos en su actuar porque de lo contrario, tendrán como resultado la aplicación de la ley,  el desprestigio social y la vergí¼enza familiar de ser un convicto más… mientras se demuestra lo contrario.
     
      En el caso de los aspirantes y/o candidatos a diputados, la educación y la cultura serán los elementos axiológicos que permitan un servicio público apegado al derecho, y no ser sólo empleados solapados de los verdaderos propietarios de Guatemala que lleguen a levantar el brazo en señal de aprobación a los siempre avorazados intereses oligárquicos nacionales e internacionales.
     
      Durante los últimos 25 años el Estado de Guatemala ha sido saqueado por una pandilla de ladrones de todo tipo: presidentes, diputados, cancilleres, ministros, interventores, secretarios generales, vicepresidentes, alcaldes, gobernadores departamentales, militares de todo rango, fiscales, jueces y magistrados; algunos de ellos educados y cultos; otros, patanes de rancio abolengo con dinero, otros sólo patanes que se enriquecieron robando a la sombra de su “autoridad”.
     
      Guatemala necesita gente  que en realidad cambie la situación actual; que llegue a trabajar por el salario que tiene asignado la plaza que va a ocupar, y que no les sirva esa posición para enriquecerse de manera burda y grotesca como sucedió en los últimos años en el Ministerio de Gobernación.
     
      EL ERARIO NACIONAL NO ES UN BOTíN POLíTICO, no es la cueva de Alí­ Babá para que se disponga de él como lo hicieron con los OCHENTA Y DOS MILLONES DE QUETZALES EN EL CONGRESO, y los chorros de MILLONES por medio de manganillas en el presupuesto del Ejército.
     
      Y en el caso de los aspirantes a la Presidencia de la República, cualquiera que gane, ya sabemos que responderá a los dictados de sus amos y señores financistas y que no vengan con pajas como “no tengo compromisos con nadie” ¿De dónde tanto pisto? Ni que tuvieran maquinitas de hacer billetes. ¡El pueblo no es mula! Pero irá a votar para sentir que fue tomado en cuenta.