Con el título del presente artículo, señalo las dos grandes cualidades que DEBEN poseer las personas que pretenden dirigir el gobierno central y los gobiernos locales (municipales); diputados y posibles funcionarios administrativos de ministerios y secretarías; dichas cualidades, no se pueden comprar en el mercado, supermercado o los “markets†de otros países.
Por Fernando Mollinedo
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Siento mucha pena y hasta un poco de vergí¼enza, cuando escucho o veo las declaraciones en los medios de difusión masiva, de la mayoría de personas que aspiran a ser electos, en realidad, parece que es un concurso de habilidades cantinflescas o de saber quién grita más fuerte y promete más “soluciones imposiblesâ€.
Por un lado, el hecho de que algunos presidenciables no tengan un grado académico universitario, los pone en desventaja cultural, porque en la “U†de cualquier manera, se aprende una universalidad de temas que no son adquiridos en la calle, aunque se pueden comprar las certificaciones de empresas educativas nacionales y extranjeras, o bien recurrir al trillado “doctorado honoris causaâ€.
Lo anterior no descalifica a quienes no lo tengan, pues hay quienes poseen una experiencia real de la vida y conocen de primera mano la problemática social por estar inmersos en ella, además, de que en algunos casos son autodidactas.
Ahora bien, el aspecto educativo, que es un elemento de suyo importantísimo, lo tendrán algunos, tal vez los que tuvieron la suerte de ser educados por sus padres, madres, abuelas, tíos y/o encargados en su época de niñez y adolescencia con valores éticos, morales e incluso religiosos; PERO… quienes se criaron a la “pura quien vive†o a quienes criaron con el fin primordial de sobrevivir, dejarán ver dicha carencia (sí es que ganan) en su trato para con los empleados y personas con quien tenga relación.
Por referencias reiteradas y distintas, se sabe de candidatos, algunos “profesionales†que en su vida diaria se conducen como capataces de finca, con vocabulario soez y con gritos destemplados, con los cuales pretenden reiterar de manera práctica el “poder†del que están investidos para mandar u ordenar.
A través de los años, se sucedieron manifestaciones de esta naturaleza en el congreso, casa presidencial, en la municipalidad y las gobernaciones departamentales; si usted pone a recordar a su memoria histórica sabrá a quienes me estoy refiriendo; por lo que se deduce, la importancia de la educación y la cultura de los candidatos para gobernar; es decir, para aplicar su raciocinio y no ser simple peón de sus financistas, de la oligarquía, sus narcoamigos o el imperio.