Educación vs. violencia


marco-tulio

La autoridad constituida ni nadie más han encontrado un remedio realmente eficaz que frene por lo menos en alto porcentaje la tremenda turbonada de violencia que tiene en ascuas al pueblo en toda la República.

La Policía Nacional Civil y el Ejército han diseñado y puesto en práctica algunas estrategias para golpear y reducir en buena medida dicha situación que afecta gravemente a la sociedad en lo individual, en lo patrimonial y en lo colectivo.

Marco Tulio Trejo Paiz


    Los asaltos, los robos, las extorsiones, los secuestros y los asesinatos a balazos, a cuchilladas, a pedradas y de otra manera han estado y están a la orden del día, por lo que la anormalidad de la vida está haciendo presencia a toda hora del día y de la noche en forma desenfrenada.

    Sustentamos la tesis de que los vacíos de la educación en los hogares y en las aulas de los planteles de la docencia en todas las jerarquías han provocado progresivamente tan peligrosa situación.

    Consideramos que los hombres y las mujeres que han arribado a la adultez y que se han metido en los grupos organizados para cometer atrocidades, difícilmente, pero no imposible, es lograr su rehabilitación para que puedan reintegrarse positivamente a las actividades propias de sus aptitudes.

    Los niños, desde sus primeros años de vida, o sea cuando comienzan a tener conciencia,  deben  ser objeto, sin martirizarlos, de parte de sus padres, de una orientación adecuada sobre su comportamiento a lo largo de su existencia. De lo contrario, desde que principian a vivir pueden ir transitando en caminos escabrosos de gran peligrosidad.

    Los infantes, según doctas opiniones de los científicos dedicados a estudiar en todas sus fases a los seres humanos, en los días iniciales de su vida, son amorales (por favor no confundir ese concepto con lo inmoral), por lo que en el curso de su vida es factible una evolución normal y satisfactoria, entre el conglomerado social.
   
      Hay menores de edad -niños y niñas- que pueden no ser proclives a la comisión de hechos delictivos, incluso de lesa humanidad, pero al encontrarse con sujetos maleados, integrados en las gavillas, son susceptibles de sumarse a la colurie.

    Recalcamos: A niños, adolescentes y aún a jóvenes hay que hablarles claramente, con certitud, que no deben ni pensar -ni siquiera pensar- en los vicios de licor, de drogadicción; de no relacionarse con individuos mayores ni menores que andan en tenebrosos extravíos; que se cuiden de no ser inducidos por maleantes para usar armas de fuego con el propósito de asesinar a persona alguna; que cuando afronten cualesquier problemas, por ejemplo de abandono forzado de sus hogares, acudan a una de las instituciones que están al servicio de la niñez; que respeten  a las autoridades que están para velar por el orden, el bienestar, por la tranquilidad y la seguridad de los habitantes; que sobre todo sean obedientes  con sus padres y procuren tener una convivencia feliz con sus hermanos y demás familia; que estudien con toda vocación hasta donde les sea posible, porque los libros y las aulas son faros que los alumbran para que el futuro les sea promisorio. En fin, los niños deben honrar a su familia y a su patria con buenos procederes y realizaciones hasta el final de sus días con las bendiciones de Dios.

    Los diversos medios de comunicación (periódicos, telenoticieros y programas radiales) pueden coadyuvar en una sistematizada campaña contra hechos de violencia, y los periodistas que dirigen esos órganos de divulgación, también los jefes de Redacción, pueden realizar con éxito y patriotismo dicha campaña proyectada al interés  del pueblo y de Guatemala, tal como lo hacen periódicamente en otros países que han demostrado con hechos una labor ejemplar haciendo realidad el derecho a la  libertad de expresión.