El edificio representativo de uno de los tres poderes del Estado, como lo es el Legislativo, de un país rico en cultura e historia, como lo es nuestra Guatemala debería ser un edificio que haga sentirnos orgullosos a todos los guatemaltecos, y eso sólo se logra convocando a las personas preparadas para ello. El edificio del Congreso de la República, que se pretende construir, debería ser el resultado de un concurso abierto de ideas a nivel nacional que convoque la participación de arquitectos guatemaltecos y extranjeros residentes en el país. No debería ser un proyecto de «encargo» como es costumbre. Existe en el país cinco facultades de Arquitectura y el Colegio de Arquitectos que podrían hacerse cargo de la organización y calificación de dicho concurso.