En sentido meramente económico (y no, por ejemplo, en sentido artístico o científico), hay varias definiciones de innovación, tan diversas que parece que el objeto de cada definición no fuera el mismo. Para nuestro propósito, adoptaremos provisionalmente esta definición de innovación económica: empleo de un nuevo factor de la producción, o de una nueva combinación de factores de la producción, para incrementar la productividad del proceso de producción. Hay por lo menos cuatro clases de factores de la producción: trabajo, capital, recursos naturales y tecnología.
El economista Joseph Alois Schumpeter le ha conferido tal importancia a la innovación, que ha afirmado que “es el hecho sobresaliente en la historia económica de la sociedad capitalista, o lo es en aquello que es puramente económico en esa historia; y también ella es en gran parte la causa de la mayoría de aquello que aparentemente es propio de otros factores.” Schumpeter también ha afirmado que “seguramente, nada puede ser más evidente, o aun ser objeto del más trivial sentido común, que la proposición de que la innovación… es el núcleo de casi todos los fenómenos, dificultades y problemas del acontecer económico en la sociedad capitalista.”
Innovar, en sentido económico, no es inventar un nuevo factor de la producción, ni es inventar una nueva combinación de factores de la producción. Distinguimos, entonces, entre innovar e inventar. La innovación presupone invención, es decir, se innova con aquello que ya ha sido inventado. La invención consiste en un proceso psicológico, y la innovación consiste en un proceso económico. La invención adquiere utilidad económica porque, por medio de la innovación, contribuye a incrementar la productividad del proceso de producción. Y el producto de la invención pueden ser bienes (entre ellos, bienes de capital) o combinaciones de bienes (entre ellas, combinaciones de bienes de capital).
La invención requiere de creatividad. Es creatividad económica, y no, por ejemplo, creatividad artística o científica, aunque un artista (como Leonardo da Vinci) o un científico (como Louis Pasteur) sea inventor. La creatividad económica tiene dos atributos esenciales: la originalidad y la funcionalidad. La originalidad consiste en que el producto de la creatividad es nuevo. La funcionalidad consiste en que el producto de la creatividad tiene que servir para un propósito. La novedad del producto creativo excluye ser una evidente “extensión” de un producto ya inventado. Hay relación entre creatividad y personalidad; y no necesariamente el ser humano más creativo es el más inteligente, aunque en algunos procesos creativos la inteligencia sea esencial. Hay métodos para fomentar o desarrollar la creatividad, como los métodos de Edward de Bono (uno de los cuales es el método denominado “pensamiento lateral”).
Post scriptum. La creatividad ha contribuido de manera extraordinaria a reducir la escasez económica, precisamente porque, por medio de la invención, ha incrementado las opciones de innovar el proceso de producción. Esa innovación incrementa la productividad de los factores de producción, y contribuye, entonces, el progreso económico de la humanidad.