Economía alemana mantiene optimismo


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El clima empresarial alemán sorprendió con una nueva mejora en abril pese a la preocupación por una escalada de la crisis con Rusia en Ucrania, según datos publicados hoy.

Múnich, Agencia dpa

El índice elaborado por el instituto Ifo de Múnich, principal indicador temprano de la mayor economía europea, subió de 110,7 a 111,2 puntos este mes, después de caer en marzo.

   «Las empresas vuelven a mirar con confianza las perspectivas de negocio. Pese a la crisis en Ucrania, el ánimo positivo se impone», analizó el presidente del Ifo, Hans-Werner Sinn.

   El índice elaborado en base a consultas a unos 7.000 empresarios de la industria y el comercio mayorista y minorista se mantiene por encima de los 100 puntos desde marzo de 2010. Antes del retroceso de marzo, la última caída había sido en octubre del año pasado.

   Diversos estudios vienen mostrando que muchos empresarios ven con preocupación la crisis en Ucrania sobre todo por el riesgo de nuevas sanciones europeas a Rusia y la inestabilidad en el este de Europa, regiones donde Alemania tiene fuertes vínculos comerciales.

   La mayoría de expertos contaba por eso con una nueva caída del Ifo. Ralph Solveen, analista de Commerzbank, encontró una explicación para la sorpresiva mejora del índice en abril.

   Según el experto, la preocupación de las empresas sigue siendo fuerte, «pero muchos creen que podrán compensar el temor por sus negocios en el este de Europa y Asia con la buena situación en Alemania y en otros mercados extranjeros».

   Rusia es un importante socio comercial para Alemania, aunque su peso actual es limitado y se considera sobre todo un mercado con gran futuro.

   Según datos de la Oficina de Estadística alemana, sólo una de cada diez empresas alemanas exporta a Rusia. A corto plazo, la crisis en Ucrania provocaría por eso un daño limitado a las compañías de la primera economía europea.

   El principal temor del sector es que la crisis se extienda o que Rusia disminuya su potencial de futuro con más sanciones o boicots comerciales.

   El ministro de Economía y vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, descartó por su parte un efecto directo de las sanciones en la buena marcha de la coyuntura alemana, aunque admitió que podrían golpear el clima de inversión en Europa.