Una buena lección de trabajo y dedicación en la toma de un proceso, vino a dejar la Selección femenina de fútbol Sub 17 de El Salvador este sábado en el estadio Mateo Flores.
No se trata nada más de querer es poder y formar cualquier empresa o proyecto de la noche a la mañana, tal es el caso del balompié, sino de dedicarle tiempo con esfuerzo y perseverancia.
La paliza que le propinaron las salvadoreñas a las guatemaltecas 4-1 (global 5-1), no es nada más producto de la casualidad, por cuanto que suman más de dos años compitiendo en eventos internacionales, en torneos de Estados Unidos, México y en los Juegos del Codicader.
En contraste, la ilusión de las compatriotas de llegar al Mundial de Nueva Zelanda dio comienzo apenas unos meses atrás, con el apoyo incondicional de la creación de una Asociación de padres de familia y que luego, la Federación Nacional de Fútbol (Fedefut) retomó más tarde.
La dura lección debe de enseñar que ahora es el tiempo de no recriminar y sentenciar a las pequeñas deportistas, dejando por un lado el proceso de trabajo que los padres y Benjamín Monterroso iniciaron, sino de retomar esa labor con responsabilidad y perseverancia para que de aquí a tres o cuatro años rindan los frutos deseados de la victoria en las juveniles y encabecen las satisfacciones del fútbol nacional, que tanta falta hacen.
«No se debe de principiar un proceso de trabajo con un grupo de muchachos cuando las competiciones están a la puerta», es la conclusión de Mincho.