Drogas


Desde que se dijo que el señor vicepresidente doctor Eduardo Stein habló en Cuba sobre la legalización de la venta-consumo de la drogas ilegales, se ha visto una serie de artí­culos publicados en diferentes medios de comunicación sobre los pros y contras de esta legalización y escuchado en programas radiales entrevistas a personalidades que expresan su opinión a favor o en contra de lo dicho por el señor Vicepresidente.

Raymond J. Wennier

En 1967-68, siendo subdirector de un colegio en un área marginal de Kansas City, Missouri y a cuatro cuadras de la «cueva» de heroí­na (Heroin den) más grande de la ciudad, tuve que estar muy atento sobre la compra y consumo de la droga entre el alumnado.

En lo particular, después de las horas dedicadas al colegio, viajaba con la Policí­a como «laisson» entre ellos y los jóvenes adolescentes encontrados bajo el efecto de la droga. No olvidaré a un joven de 14 años que acababa de salir de un hogar juvenil. Tuve múltiples sesiones con él, ayudándolo a reajustarse a su libertad y a la sociedad. Su mamá era dueña de un «hotel» de mala fama al lado de un bar. Cuando digo «mala fama», quiero decir que una mañana al ir a buscar al muchacho, encontré a un señor que la noche anterior era una mujer en el bar vecino.

Un dí­a me avisaron que encontraron al joven y a una chica de 18 años en un cuarto donde estuvieron el fin de semana consumiendo droga e inhalando pegamento. Desafortunadamente el chico fue llevado directamente al centro neurológico para evaluar los visibles daños causados a su cerebro.

En junio de 1972, con un compañero de trabajo en un colegio privado en Guatemala, preocupados por el consumo de marihuana y pastillas entre los jóvenes, organizamos el II Congreso Nacional contra la Drogadicción, en Huehuetenango. En años posteriores fui Presidente de la Fundación contra la Drogadicción y el Representante del señor vicepresidente Espina, en el Consejo Nacional contra la Drogadicción.

Después de un cursillo a jóvenes en riesgo acerca de la drogadicción, se me acercó uno de los participantes y me dijo «Después de tres dí­as de dormir bien en una cama y comer tres comidas diarias, ¿AHORA QUí‰? Tenemos que subirnos al bus y volver a nuestra realidad». Confieso que no tuve respuesta.

La discusión sobre la legalización o no de las drogas ilí­citas, es mucho más complicada y requiere de la visión global de la situación de la economí­a, de las ciencias médicas y sociales, la seguridad y sobre todo de la FAMILIA.

El niño y el joven adolescente son el campo propicio; igual que las compañí­as de tabaco saben engancharlos, hay personas inescrupulosas que les ofrecen diferentes tipos de droga dependiendo del «gusto» del cliente. Si es para ponerse un «buzz» o para imitar a la dopamina y ponerse «high». Si es para aumentar la atención para estudiar para los «High stakes tests», toman medicina sin receta médica comprada en una farmacia. La mezcla de licor, cigarro y música con letra que induce a acciones antisociales, la presión de grupo y la droga pueden resultar en una adicción pronta o puede ser una combinación letal inmediata.

Hay que entender la etapa, una isla, en la vida del adolescente; no es niño ni es adulto. Solo no toma tantos riesgos pero con la presión de grupo hará cosas arriesgadas para tener una aventura o ganarse un lugar dentro del grupo. La sociedad es muy competitiva, la presión de vivir rápidamente, de consumo (materialista) y de seguridad, lo hacen vulnerable.

Comparar una época de 75 años atrás con la actual me parece limitante por las grandes diferencias y puede invalidar ese argumento. Para cerrar y por el espacio, quiero hacer cinco preguntas a los padres de familia y darles una sugerencia que puede ayudarlos a prevenir este problema:

1. ¿Saben ustedes dónde andan sus hijos y con quién? 2. ¿Qué están haciendo? 3. ¿A qué hora están en la calle y si tienen hora de regreso? 4. ¿Qué dinero tienen disponible (Tarjeta de crédito también)? 5. ¿En qué carro y de quién?

Sugiero por favor, que se enteren dónde y con quién están sus hijos en todo momento, que sepan qué hacen y con qué dinero cuentan pero sobre todo, cuando ellos salen con sus cuates y regresan aunque esa «bien tarde» por la noche, espérenlos despiertos y pregúntenles ¿Cómo te fue?