Drástico plan energético


Dos cubanos comen a la luz de las velas, durante un corte de energí­a programado en La Habana, como parte del plan de ahorro. FOTO LA HORA: AFP

Preocupados por un posible regreso de los apagones que los agobiaron en años pasados, los cubanos se preparan para enfrentar en pleno verano un drástico programa de ahorro de energí­a que entrará en vigor hoy.


«Estamos preocupados, porque sólo de pensar que vuelvan los apagones se nos paran los pelos de punta», dijo Mercedes Hernández, una enfermera cuarentona que dice tener «muy frescos» en su memoria los frecuentes y prolongados cortes eléctricos que sufrieron los cubanos hace cinco años.

No obstante, la mujer confí­a en que el plan de ahorro, que oficialmente entrará en vigor hoy y que ya empezó a aplicarse en algunas regiones, «logre evitarlos».

Menos optimista que Hernández, Dián Febles, estudiante de contabilidad de 18 años, piensa que los cortes son «inevitables, porque «el cubano sigue derrochando la energí­a». «Es sencillamente un problema matemático, no da la cuenta», apuntó.

Bajo la advertencia de que si no se ahorra habrá apagones, el gobierno anunció un plan para reducir en un 12% el consumo energético en centros de producción y servicio, debido a un sobreconsumo en los primeros cuatro meses del año, que de mantenerse equivale a un gasto adicional de unos 100 millones de dólares, que el Estado no puede soportar.

Acompañadas de una fuerte campaña mediática a favor del ahorro, las medidas exigen a cada entidad elaborar un plan de consumo eléctrico, el cual será rigurosamente controlado y cuyo incumplimiento supondrá el corte del servicio a la empresa «despilfarradora».

Según las autoridades, se trata de no afectar por ahora al sector residencial, aunque estipula duras multas y penalizaciones a los que tengan conexiones ilegales en el servicio o alteren los medidores, y establece que las entidades reajusten sus sistemas de iluminación, refrigeración y climatización.

«Ya comenzamos a ahogarnos de calor en la tienda, pero si no ahorramos, será peor para todos», expresó una empleada de un comercio en la Habana Vieja al comentar la disposición oficial de que los aires acondicionados sólo se enciendan entre las 13:00 y las 18:00 horas locales.

La televisión cubana informó este domingo que, en virtud del plan, La Habana -2,2 millones de habitantes-, «logró reducir en más de mil megawatts» los 11 mil que consumí­a a diario, lo que consideró el «primer resultado» del programa.

Pero los cortes de electricidad se adelantaron al plan oficial y comenzaron el viernes en centros productivos y de servicios de la oriental provincia de Camagí¼ey (este) que excedieron su plan de consumo, encendiendo las alarmas entre los cubanos.

«No sé si finalmente vendrán, dicen que ya hay apagones en provincia, sólo te digo que no esperaba volverlos a sufrir», dijo Xiomara Castellanos, un ama de casa de 65 años, que compraba «algunas velas» en un comercio capitalino.

Otros cubanos disponí­an de sus ahorros para comprar equipos electrónicos de iluminación artificial o desempolvaban los que adquirieron en 2004, cuando la isla sufrió una fuerte crisis de generación eléctrica con frecuentes apagones, que provocó pérdidas considerables a la economí­a y molestias a la población.

En 2006, un programa bautizado por el lí­der cubano Fidel Castro «revolución energética» modernizó las termoeléctricas para que funcionaran con crudo nacional (más pesado), instaló complejos de baterí­as generadoras de electricidad y sustituyó millones de electrodomésticos altamente consumidores, con lo que se acabaron los apagones.

«De los apagones no nos querí­amos ni acordar. Noches enteras sin dormir por el calor infernal, la comida se nos echaba a perder», sostiene compungida Hernández.

CRISIS Tiempos duros


Sectores clave de la economí­a cubana están encendiendo luces rojas como consecuencia de la crisis internacional y el arrastre de problemas internos, que hacen temer a los cubanos la llegada de tiempos más duros.

Una fuerte campaña sobre el ahorro, sobre todo energético, es impulsada por el Gobierno en todos los medios, en pleno inicio del verano, de calor sofocante y periodo de vacaciones, cuando aumenta la demanda de electricidad, alimento y transporte.

«La gente no habla de otra cosa en la calle, está erizada con eso, por la dimensión de la ofensiva (mediática) creo que los apagones están a la vuelta de la esquina», dijo Ricardo Pérez, un carpintero de 44 años.

Un sobreconsumo eléctrico obligó a un drástico plan de ahorro de 12% del consumo en los sectores productivos y de servicios, y el Gobierno advirtió que a la población que de no ahorrar se volverá a los cortes de energí­a, muy prolongados en 2004.

«El mayor temor claro que es que regresen los apagones, pero derrochamos mucho, de ahí­ la campaña. Estos son tiempos difí­ciles para todos», expresó Elio Rodrí­guez, ex profesor de fí­sica de 61 años, que trabaja en la campaña contra el mosquito Aedes Aegyti, transmisor del dengue.

El sector de transporte, en proceso de mejorí­a tras un deterioro de 20 años, paralizó casi todas sus inversiones, y la gente siente la reducción de 30% en las lí­neas secundarias de buses en La Habana, en tanto que los trenes de larga distancia redujeron sus frecuencias.

«El transporte habí­a mejorado con las guaguas chinas, pero ahora se está poniendo malo otra vez», dijo Juan Morales, que llegó tarde a su trabajo en una cafeterí­a pues su bus demoró más de lo acostumbrado.

El ministro de Economí­a, Marino Murillo, señaló que por los efectos de la crisis internacional «habrá restricciones en el consumo» y precisó que el crecimiento previsto del Producto Interno Bruto (PIB) de 6% no se va a lograr y redujo la meta a 2,5%.

Pavel Vidal, del Centro de Estudios Económicos de la Universidad de La Habana, opina que el crecimiento más probable del PIB en 2009 será de alrededor de 1%, con «posibilidad de que se agudice la tendencia» a la desaceleración y se llegue al primer registro negativo en 16 años.

Para Vidal el decrecimiento se debe también a «factores estructurales» como «una baja productividad», «poca diversidad en el comercio» (las importaciones crecieron en 2008 un 78% y las exportaciones solo 12%) y al rezago de la agricultura y la industria.

La agricultura decreció 7,3% en el primer trimestre; el turismo, importante fuente de divisas, se desaceleró en los cuatro primeros meses (temporada alta) con un crecimiento de solamente 1,9%; y los precios del ní­quel, principal producto, se mantienen bajos.

Otros economistas hicieron notar además que los ingresos petroleros de Venezuela, principal socio comercial y financiero de Cuba y suministrador de crudo con facilidades de pago, cayeron un 50%.

Cuba sufrió la peor crisis de su historia en los años 90 debido a la desaparición del bloque soviético y el recrudecimiento del embargo de Estados Unidos.

Aún sin salir de ese «periodo especial», como se llamó a la crisis, tres huracanes afectaron la isla en 2008, con pérdidas de 10.000 millones de dólares.

El diario oficial Granma aconsejó a los cubanos «aterrizar» ante la situación, pero trató de calmar ánimos. «Ni fantasmas ni apocalipsis», subrayó en un artí­culo.

Para el economista disidente Oscar Espinosa Chepe «es una crisis sobre otra crisis, y en un paí­s que no tiene reservas, es una situación muy delicada». Estimó que los pronósticos de Murillo son «demasiado optimistas» y podrí­a haber un crecimiento negativo este año.

Murillo propone el «ahorro, la eficiencia y la producción» ante los problemas que surgen. En palabras del presidente del Banco Central, Francisco Soberón: «Ahorro o muerte».