La violencia intrafamiliar no es una novedad en las familias guatemaltecas, pues el porcentaje de muertes aumenta cada día más; de enero al 20 de agosto han ocurrido 450 femicidios, la mayoría relacionados con algún modo de violencia intrafamiliar, informo el Ministerio Publico (MP).
El MP recibe de 10 a 15 denuncias diarias, de las que se deduce que los municipios con mayor incidencia son Guatemala, Villa Nueva, Mixco, Chinautla, Escuintla, Cobán, Quetzaltenango y Suchitepéquez, siendo la mayoría de veces los asesinos las parejas de las víctimas.
El 90 por ciento de denuncias presentadas son por mujeres y en el caso de violencia sexual la cantidad aumenta al 98 por ciento, según la comisión nacional para la prevención de la violencia intrafamiliar.
Rafael Echeverría, orientador sexual, dijo que existe más violencia de hombres hacia mujeres por las condiciones sociales y culturales; el machismo muchas veces es un ciclo repetitivo que vieron en sus familias desde la niñez, y no sólo son maltratos físicos sino también sicológicos, económicos, hasta perdida de la vida.
El problema del maltrato está relacionado a menudo con la baja autoestima y esto se demuestra con que uno de los conyugues se siente superior al otro, debido a su inferioridad; expertos resaltan que todo inicia con celos, violencia psicológica, violencia física, violencia sexual y muchas veces termina con el asesinato del conyugue.
Algunos de los actos de violencia se observan desde el noviazgo cuando en la relación se muestra actos de agresividad y control, las mujeres asesinadas tienen una historial de violencia, comentó Alba Trejo, Comisionada Presidencial Contra el Femicidio.
Al iniciar la vida al lado del conyugue los actos de agresión pueden ir en aumento con la fricción que se pueda llegar a producir por desacuerdos; los golpes se hacen más frecuentes durante los días de asueto, fines de semana, quincenas y fin de mes, cuando lo agresores están más tiempo con las víctimas, según Blanca Sandoval, Fiscal de la Mujer.
El perfil de esposos asesinos suele ser de hombres que no quieren cumplir con la responsabilidad de dar pensión alimenticia a su conyugue o tienen otra relación fuera del matrimonio, pero no sólo ellos suelen ser victimarios, también hay mujeres que deciden acabar con la vida del esposo después de una infidelidad, concluyó la fiscal.