Dos policías iraníes murieron y cuatro fueron secuestrados en un enfrentamiento con rebeldes en una región iraní fronteriza con Pakistán, lo que llevó hoy a Irán a acusar a Estados Unidos y Gran Bretaña de fomentar los disturbios en sus fronteras para debilitar el poder de Teherán.
«Siete policías cayeron anoche en una emboscada que tendieron unos rebeldes que mataron a dos policías y secuestraron a cuatro», declaró el jefe de la policía, Esmail Ahmadi-Mogadam, según los medios oficiales.
Los rebeldes «iban en dos coches y luego huyeron a Pakistán», añadió, y denunció la «falta de cooperación de Pakistán para luchar contra los rebeldes», actitud que calificó de «inaceptable».
La agencia de noticias Mehr informó de que un grupo «terrorista» intentó infiltrarse en Irán ayer por la mañana desde Pakistán, pero fue ahuyentado.
«Las acciones terroristas están coordinadas desde el otro lado de nuestras fronteras», declaró el ministro iraní de Interior, Mostapha Pur-Mohammadi, que añadió que Irán triplicará en dos años el número de sus guardias fronterizos hasta llegar a los 40 mil.
El 14 de febrero, un coche bomba estalló al paso de un convoy de los guardianes de la revolución y causó 11 muertos y 31 heridos en la capital de la provincia de Sistán-Baluchistán, fronteriza con Pakistán, la misma de los hechos de anoche.
Irán acusó al grupo extremista sunita Jundala, cercano a Al Qaida, de haber preparado el ataque.
Las autoridades acusan a Estados Unidos y Reino Unido de ayudar a los rebeldes de las provincias fronterizas, donde viven las minorías étnicas y religiosas, sobre todo en Sistán-Baluchistán y en la región de Juzistán, fronteriza con Irak, así como en las regiones kurdas del noroeste, donde en el último año y medio se produjeron enfrentamientos armados y atentados.
Desde el viernes, el ejército y los guardianes de la revolución se enfrentan a los rebeldes kurdos del partido separatista Pejak, cercano al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, en Turquía), con un saldo de 40 muertos en el noroeste del país lindante con Turquía e Irak.
Irán dijo que mató a 20 rebeldes, y 14 militares iraníes murieron al estrellarse el helicóptero en el que viajaban.
«Para golpearnos y compensar sus fracasos (en la región), Estados Unidos quiere hacer creer que hay inseguridad en Irán, y para eso se han fijado como objetivo crear una ola de inseguridad en el país», declaró el prefecto de Zahedan, Hassan Ali Nuri, según la agencia Isna.
La comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza, está movilizada contra Irán porque este país no quiere suspender su programa de enriquecimiento de uranio.
Más del 90% de los 70 millones de iraníes son chiitas, aunque hay una minoría de sunitas y otros credos en las provincias fronterizas.