Un mes después del ciclón que arrasó las regiones meridionales de Bangladesh, uno de los países más pobres del mundo, reclama a la comunidad internacional 2.200 millones de dólares para ayudar a sus millones de damnificados y reconstruir sus infraestructuras.
El gobierno de Dacca necesita al menos 2.200 millones de dólares para reconstruir el sur del país, devastado el 15 de noviembre por el ciclón Sidr, que dejó a su paso más de 3.300 muertos, 800 desaparecidos y 8,7 millones de damnificados.
De esa suma, 450 millones de dólares serían para las operaciones más urgentes, 1.300 millones para proyectos de infraestructura y otros 400 millones irían a parar a las arcas estatales, detalló ayer el funcionario del ministerio de Finanzas, Aminul Islam Bhuiyan.
El jefe del gobierno interino, Fakhruddin Ahmed, había pedido mil millones de dólares en ayudas, además de los 470 millones ya prometidos por donantes extranjeros para Bangladesh, donde 40% de su población vive con menos de un dólar al día.
Entre estos, los más generosos con este país musulmán laico de 144 millones de habitantes han sido Arabia Saudita, que donó 100 millones de dólares, y el Banco Mundial, que se ha comprometido a dar 250 millones.
Pese a que Bangladesh es un país acostumbrado a sufrir catástrofes naturales, las autoridades se vieron desbordadas por la amplitud de la destrucción causada por Sidr y fueron muy lentas en las operaciones de socorro.
Pero finalmente, con la ayuda de la marina estadounidense, «logramos llevar víveres a todas las zonas afectadas y evitar una crisis sanitaria «, se congratuló el secretario del ministerio de Gestión de Catástrofes Naturales, Ayub Mia.
Buena parte del territorio de este país del sur de Asia está por debajo del nivel del mar. Por ese motivo, otro ciclón mató a 500 mil personas en 1970 y una marea acabó con otras 138 mil vidas en 1991.
A raíz de estas tragedias se construyeron refugios costeros anti-ciclones que en los últimos años han permitido salvar millones de vidas. El gobierno de Dacca, por su parte, pretende construir otros 2 mil refugios más.
«Ahora, el verdadero desafío es que millones de personas recobren una vida normal», reconoció Mia.
Más pesimista, la ONU advirtió que 2,2 millones de personas necesitan asistencia alimentaria y médica inmediata y que la mayor parte de ellas perdió sus casas.
Más de medio millón de viviendas fueron destruidas y otras 900 mil quedaron seriamente dañadas.
«El balance humano del ciclón puede ser menos elevado que el temido pero los daños materiales son mucho peores que los causados por anteriores tempestades», juzgó Emamul Haq, portavoz del Programa Alimentario Mundial (PAM).
Ahora, en la zona del desastre habrá que reconstruir centenares de kilómetros de carreteras, diques, escuelas y edificios públicos, además de repoblar la inmensa reserva natural de Sunderbans, el mayor manglar del mundo que ha quedado parcialmente devastado.
Además, el agua salada del océano Indico traída por las olas de seis metros de altura y los vientos de 240 km/h del ciclón, han devastado completamente los cultivos de arroz, el alimento básico en todo el país.
La ganadería se vio diezmada con la pérdida de centenares de miles de cabezas de ganado.
Los daños causados por el ciclón han sido calculados en al menos 1.500 millones de dólares.