Al menos 38 personas murieron en un doble atentado con explosivos hoy por la mañana en el metro de Moscú, atribuido por las autoridades rusas a dos mujeres kamikaze vinculadas con grupos insurgentes islamistas del Cáucaso. Según el último recuento oficial, hay además 64 heridos.
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Las autoridades aseguran que investigan los incidentes como atentados terroristas. Se tratarían de ataques suicidas perpetrados por mujeres.
El primer estallido tuvo lugar poco antes de las ocho de la mañana (22:00 horas de anoche en Guatemala) en la estación de Lubianka, situada a pocos cientos de metros del Kremlin y que se encuentra justo debajo del cuartel general del FSB, el servicio interno de inteligencia. Allí fallecieron más de veinte personas, incluidas algunas que aguardaban en el andén de la estación.
Entre 30 y 40 minutos después ocurrió la explosión en la estación Park Kultury, también en el centro de Moscú. Allí se registraron al menos catorce muertos.
Hasta el momento nadie se atribuyó la responsabilidad de los que parecieron ser ataques coordinados. Sin embargo, el director del FSB (la ex KGB) dijo que los ataques probablemente hayan sido obra de grupos del norte del Cáucaso.
Las autoridades dicen que encontraron restos de la mujer que, creen, llevó adelante el segundo de los ataques.
El presidente ruso, Dimitri Medvedev, ordenó reforzar la seguridad en todo el país y dijo que Rusia luchará contra el terrorismo hasta el final.
«La política de aplastamiento del terror en nuestro país y la lucha contra los terroristas continuará. Proseguiremos las operaciones contra los terroristas sin vacilaciones y hasta el final», señaló en un comunicado.
EL PEOR ATAQUE
Ataques suicidas ocurridos previamente en la capital rusa han sido atribuidos a rebeldes islámicos que luchan por la independencia de la región de Chechenia.
El de hoy es el peor atentado en Moscú desde 2004, cuando separatistas chechenios fueron responsabilizados por una explosión en un tren que dejó 39 muertos.
Rusia ha obtenido una serie de éxitos en su ofensiva contra los insurgentes en las últimas semanas. En febrero, por lo menos 20 rebeldes murieron en una operación de las fuerzas de seguridad en Ingusetia.
En noviembre, un ataque con una bomba en la principal línea de tren entre Moscú y San Petersburgo mató a 26 personas. Las autoridades responsabilizaron a un insurgente islámico de la región rusa del Cáucaso Norte, quien luego murió en una reciente operación militar.
En febrero, el líder chechenio rebelde, Doku Umarov, había dicho: «La zona de operaciones militares será extendida al territorio de Rusia… la guerra está llegando a sus ciudades».
Todo el sistema de metro de la ciudad fue cerrado por precaución y 700 efectivos del Ministerio de Interior fueron desplegados en las calles de la capital rusa.
El metro de Moscú, que transporta a unos 5.5 millones de pasajeros al día, es uno de los más activos del mundo.
El metro de Moscú, blanco hoy de un doble atentado suicida que dejó cerca de 40 muertos, es célebre por sus magnificas estaciones adornadas con obras de artes a la gloria del régimen soviético y por su capacidad para transportar cada día a millones de pasajeros.
Su construcción fue decidida en 1931 por el Comité Central del Partido Comunista y la primera línea fue inaugurada con gran solemnidad por Josef Stalin en 1935.
Desde un comienzo, esta amplia red ferroviaria subterránea fue asunto del Estado y de la propaganda, lo que explica los suntuosos decorados de la mayoría de las estaciones del centro de la ciudad y que son objeto de visitas turísticas específicas: mármol, bajorrelieves, grandes candelabros, mosaicos y estatuas de bronce que representan a obreros musculosos y trabajadoras radiantes.
Algunas estaciones del centro de la ciudad también fueron concebidas para servir de abrigo antibombardeo, lo que explica su profundidad poco habitual.
En la horas de mayor afluencia, verdaderas mareas humanas se agrupan al pie de vertiginosas escaleras mecánicas a menudo repletas, que aminoran el flujo y que precipitan su carga a la entrada de los vagones.
La sociedad administradora del metro de Moscú reivindica uno los más altos flujos de pasajeros en el mundo, con un promedio cotidiano de más de 7 millones de pasajeros, y más de 9 millones en algunos días de la semana. La sociedad dispone de unos 5.000 trenes, que circulan con una precisión de reloj.
Con 12 líneas que atienden no menos de 180 estaciones en una red que se extiende por 298,2 kilómetros, el metro de Moscú no cesa de extenderse hacia los suburbios, siguiendo a la metrópoli. Es así que ha ganado siete estaciones en menos de tres años.
Numerosas leyendas dan cuenta de una red paralela concebida en la época de la Unión Soviética, conectando el Kremlin a búnkers y salidas de emergencia destinadas a la elite soviética.
La existencia de algunos refugios militares es cierta, pero el resto sigue siendo un misterio.
Numerosos rusos se sienten orgullosos de esta red y de la elegancia y limpieza de sus estaciones, aún cuando algunos denuncian la mala ventilación y la ausencia de vías de evacuación en caso de emergencia.