Por fin terminamos el año 2009, para mí uno de los más frustrantes períodos de nuestra historia en donde no caminamos rumbo al progreso y desarrollo sino todo lo contrario, muchos malos pasos, tantos, que llegaron hasta extraviarnos y en vez de avizorar un mejor destino, sentimos como si la democracia se nos estaba yendo de las manos. Como siempre he dicho, los números no mienten y por más ilusorios que se puedan ver, guardo la esperanza porque algún día la gente que toma las decisiones trascendentales, los aprecien o estimen en su exacta realidad y no haciéndose más vanas ilusiones.
Pero si en algo salimos trasquilados, fue en materia de seguridad ciudadana. Los asaltos, los robos de celulares, como arrancar bolsas o mochilas que tan de moda están ahora, es cosa de todos los días, a pesar que el año que está por terminarse nuestras autoridades se tornaron intransigentes para imponer la prohibición de dos en moto. A alguien se le ocurrió la idea, convenció al Presidente, este a sus ministros y tantos serviles funcionarios más pusieron manos a la obra, contra viento y marea, pasándose sobre la razón y en perjuicio de la gente más necesitada del país se obligó a que dos en moto no viajaran más, sentenciándolos de ser la causa de choferes asesinados y muchos delitos más.
Con el principio de «este macho es mi mula», se hicieron y deshicieron chalecos, se impusieron cascos y se obligó a que Juan el mensajero, no podía llevar a su trabajo a la María su mujer, porque eran sospechosos, peligrosos y hasta desestabilizadores de quienes dicen proteger a los pobres. Pasó el tiempo y ¡otra vez! los números siguieron sin mentir. Al 19 de diciembre se informa que 87 es la media mensual de delitos cometidos desde motocicletas. Según las dudosas estadísticas policíacas indican que en febrero de 2009 se cometieron 182 asaltos y en octubre habían bajado a 103, por cierto ninguna reducción drástica.
Aunque las excusas abundan, se ha demostrado otra vez que con solo decretar sanciones o prohibiciones no se resuelven nuestros problemas. Para el eficaz combate a la delincuencia esto es menos suficiente. Es forzosa la coordinación y efectividad de labores preventivas de toda especie. Hacer lo contrario sería como esperar que con aumentar policías o radiopatrullas el crimen se pueda contener. ¿De qué han servido, no los vemos abriendo la boca por todas partes y practicando la corrupción, mientras tienen las unidades estacionadas? A mí me consta, no me lo contaron, en la calle he visto a un solitario motorista con chaleco y casco asaltando a una confiada dama detenida frente al semáforo, como a una radiopatrulla llena de policías haciéndose los babosos llevando enfrente a dos en moto, sin chaleco, sin casco y con una pinta que para qué les cuento. ¿Qué nos espera para el 2010?