Dos dedos pulgares hacia arriba para Roger Ebert


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Roger Ebert, el más famoso crítico de cine de Estados Unidos que estableció junto a Gene Siskel el formato de aprobación con «dos dedos pulgares hacia arriba», murió ayer a los 70 años.

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Por CARYN ROUSSEAU CHICAGO / Agencia AP

Ebert, quien fue crítico de cine del Chicago Sun-Times desde 1967, también fue el primer periodista en ganar el premio Pulitzer por sus reseñas. Murió ayer en el Instituto de Rehabilitación de Chicago, informó su oficina.

Apenas dos días antes Ebert había anunciado que estaba recibiendo radiación tras un nuevo brote de cáncer.

«Así que en este día de reflexión les digo una vez más, gracias por acompañarme en este viaje, los veo en el cine», escribió Ebert en su blog.

No tenía grandes teorías ni intereses especiales, pero millones de personas reconocían al hombre parlanchín y corpulento con sus lentes de armazón negro. Por encima de todo se fijaban en su dedo pulgar, hacia arriba o hacia abajo. Era la principal imagen de programas de televisión que Ebert presentaba, primero con Siskel del diario rival Chicago Tribune y — tras la muerte de Siskel en 1999 — con su colega del Sun-Times Richard Roeper.

Aunque lo criticaban por simplista y seguidor de modas, un aval de «dos dedos arriba» era irresistible para los anuncios de las películas.

«Escribió con pasión con un conocimiento real del cine y la historia del cine y al hacerlo ayudó a que muchas películas encontraran a su público», dijo el director Steven Spielberg. Su muerte es «prácticamente el final de una era y su palco está cerrado para siempre».

El presidente Barack Obama también expresó en un comunicado sus condolencias para la familia de Ebert, quien dijo «era el cine» y «capturó el poder único de las películas para llevarnos a lugares mágicos».

Al aire, Ebert y Siskel discutían como una vieja pareja de casados y solían criticarse abiertamente. Para los espectadores que no los podían distinguir, Ebert era el gordo con los lentes y Siskel el flaco calvo.

Pero a pesar de que peleaba con Siskel en cámara, tras bambalinas tenían una relación cercana. Las hijas de Siskel fueron pajes cuando Ebert se casó con su esposa Chaz en 1992.

«Pienso en él todos los días», escribió Ebert en su autobiografía. «Con el tiempo no era tanto un amigo sino un hermano».

A pesar de su poder sobre el público. Ebert se consideraba «por encima de todas las cosas un fan».

«He visto un montón de películas y he olvidado la mayoría, espero, pero recuerdo aquellas que vale la pena recordar, y esas están en el mismo lugar en mi miente», escribió Ebert en sus memorias de 2011 «Life Itself».

Por años lo molestaban por su peso, pero las bromas cesaron cuando Ebert perdió parte de su quijada y la capacidad de hablar, beber y comer tras cirugías de cáncer en 2006. Superó sus problemas de salud para seguir escribiendo de tiempo completo e incluso regresó a la televisión. Además de su trabajo con el Sun-Times, Ebert se convirtió en un usuario prolífico de las redes sociales y se comunicaba con sus cientos de miles de admiradores en Facebook y Twitter.

A comienzos de 2011, Ebert lanzó un nuevo programa «Ebert Presents At the Movies». Tenía nuevos presentadores su propio segmento, «Roger’s Office». En el programa usaba una prótesis de barbilla y a invitados especiales para que leyeran sus reseñas.

Aunque algunos decían que Ebert era una inspiración de valentía, dijo a The Associated Press en un correo en enero de 2011 que la valentía y el arrojo «tienen muy poco que ver con esto».

«Juegas con las cartas que te dan», escribió Ebert. «¿Qué otra opción tienes? No siento dolor, disfruto la vida así que ¿por qué debería quejarme?».

Su Pulitzer de 1975 por críticas distinguidas fue el primero y uno de los escasos tres que se han entregado a los críticos de cine desde que la categoría se creó en 1970. En 2005 recibió otro reconocimiento cuando se convirtió en el primer crítico de cine en tener una Estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.

Ebert escribió más de 20 libros entre los que destacan dos tomos de ensayos sobre películas clásicas y el popular «I Hated, Hated, Hated This Movie», una recopilación de algunas de sus reseñas más ácidas.

«Escribió con pasión con un conocimiento real del cine y la historia del cine y al hacerlo ayudó a que muchas películas encontraran a su público. Su muerte es prácticamente el final de una era y su palco está cerrado para siempre».
Steven Spielberg
Director