Dos atentados suicidas


Investigaciones. Un policí­a iraquí­ toma muestras de la sangre que se impregnó en el automóvil de un guardia privado de seguridad, luego de fallecer en un atentado. (AFP / La Hora)

Ataques contra responsables sunitas iraquí­es causaron 19 muertos en la mañana de hoy en la provincia de Salahedin, escenario de una ofensiva de Al Qaeda contra los grupos locales aliados de Estados Unidos.


Dos kamikazes hicieron estallar simultáneamente hacia las 06H00 (03H00 GMT) sus vehí­culos cargados con lí­quido inflamable contra las residencias de un responsable de la policí­a y de un jefe tribal en Baiji (200 km al norte de Bagdad), según la policí­a.

Además de los 19 muertos, unas 50 personas resultaron heridas, algunas de ellas de gravedad, indicaron fuentes policiales, sin poder precisar el reparto exacto de las ví­ctimas en los dos ataques.

Una primera camioneta atentó contra la residencia del jefe de la policí­a de Baiji, el coronel Saad al Nuffus, matando a por lo menos siete personas, entre ellas tres miembros de su familia. El oficial salió indemne, pero su casa se derrumbó parcialmente, según la misma fuente.

En el mismo momento, a poca distancia de allí­, un segundo kamikaze estrelló otra camioneta contra la casa de Thamer Ibrahim Atalá, uno de los jefes del «despertar de Salahedin», un grupo de combatientes tribales movilizados contra Al Qaida en Irak.

El vehí­culo estalló en el recinto de la casa, mantando a varias personas, entre ellas a un guardaespaldas. Una mezquita vecina se derrumbó a causa de la potente explosión.

El ejército estadounidense acordonó inmediatamente el sector e impuso un toque de queda en Baiji, localidad industrial donde se encuentra una de las más importantes refinerí­as del paí­s.

«Las tropas norteamericanas tomaron el control de la ciudad, impidiendo intervenir a las otras fuerzas de seguridad. Están evacuando a los heridos», informó a la AFP el comandante de policí­a Alí­ Al Bijwari.

Este doble atentado tiene lugar un dí­a después de otro ataque suicida, más al sur, cerca de la ciudad de Samarra (125 km al norte de Bagdad), contra un puesto de policí­a, que dejó 14 muertos y 26 heridos.

Baiji y Samarra están situadas en la provincia de Salahedin, mayoritariamente sunita, cuya capital es Tikrit, feudo del ex presidente Sadam Hussein. Esta región sigue siendo uno de los bastiones de la insurrección sunita.

En una declaración publicada en internet el martes, una de las más importantes figuras religiosas de los sunitas en Irak, el jeque Harith Al Dhari, llamó a sus correligionarios a no apoyar a los estadounidense en su batalla contra Al Qaida.

«Al Qaida forma parte de nosotros y nosotros formamos parte de ellos», declaró el secreatrio general de la Asociación de Ulemas Musulmanes, la principal organización religiosa sunita.

«La decisión de aliarse con las fuerzas de ocupación (…) es un error desde el punto de vista del derecho, de la patria y de la razón», aseguró el jeque.

Empujados en parte hacia la periferia de Bagdad por una vasta ofensiva estadounidense lanzada en febrero pasado en la capital iraquí­, muchos combatientes de la rama iraquí­ de Al Qaida han encontrado refugio en las zonas sunitas, desde donde continúan sus ataques mortales.

En febrero de 2006, un atentado contra el mausoleo chií­ta de Samarra habí­a desatado una oleada de violencia entre sunitas y chií­tas que aun actualmente sacude al paí­s.

Asesinado

Hombres armados no identificados asesinaron hoy en Mosul, capital de la provincia septentrional iraquí­ de Nineveh, a un subjefe de la policí­a, según una fuente de la policí­a provincial.

«Hombres armados en dos automóviles acribillaron al general de brigada Abdul Aal Danon Mubarak, subjefe de la policí­a provincial, cuando se encontraba en su vehí­culo en el barrio de Hadbaa, en el norte de Mosul», señaló a Xinhua el general de brigada Abdul Karim Al Jubouri.

El conductor del vehí­culo en el que viajaba Mubarak, quien resultó herido en el ataque, fue trasladado a un hospital local.

Mosul, situada a 400 kilómetros al norte de Bagdad, ha sido escenario de insurgencia y violencia sectaria desde la invasión dirigida por Estados Unidos en 2003.