Dos aberraciones; parlacen y corte centroamericana


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El diccionario de la real academia española de la lengua trae varias definiciones de la palabra aberración, pero para el caso a tratar me quedo con la primera: «Grave error del entendimiento», porque la creación del parlacen y la corte centroamericana de justicia (con minúsculas por favor) no solo fue un grave error, sino una fuga del escaso presupuesto de los paí­ses pobres que lo integran, sus escasos resultados y lo que es peor, haberse convertido en refugio de polí­ticos frustrados e incluso delincuentes que gozan de inmunidad con el cargo que ocupan como ha sucedido con parlamentarios centroamericanos de Honduras y El Salvador.

Héctor Luna Troccoli

 


Conozcamos un poco de la historia de estos dos «mamotretos», como llamaba don Clemente a muchos organismos internacionales. El parlamento centroamericano fue constituido mediante un Tratado suscrito en 1987, conforme al Acuerdo de Esquipulas II cuando gobernaba el conocidí­simo Vinicio Cerezo, habiéndose instalado hasta en octubre de 1991, sin la participación de Costa Rica, que aún no forma parte de él, demostrando por qué ese paí­s en cualquier indicador y percepción internacional permanece muy por encima de sus otros «hermanos» centroamericanos.

Entre los objetivos del parlacen destacan: (fí­jese usted que pajas) «Ejercer un liderazgo eficaz y democrático entre los distintos sectores regionales que en el marco del desarrollo sostenible coadyuve a la constitución gradual y progresiva de la Unión Centroamericana y de República Dominicana, conformando una sociedad moderna, justa y solidaria, donde se garantice el respeto a los derechos humanos» ¿Entendió?…
 Sus principales objetivos son, según el tratado: a) proponer leyes en materia de integración; b) proponer proyectos de tratados y convenios entre los paí­ses centroamericanos y c) participar en las reuniones del SICA (Sistema de Integración Centroamericano). ¿Se da cuenta?

Aunque muchos nos quieran ver caras de babosos, (particularmente en las elecciones), el caso del parlacen es una verdad abierta que la mayorí­a entiende y rechaza pues se ha mantenido por varias razones: una, el que los partidos polí­ticos pueden mandar a descansar y a ganar plata a 20 de sus cuates a quienes por su dudosa capacidad o por no tener espacios disponibles en cargos de responsabilidad  los enví­an a esta institución ineficaz e ineficiente para que pasen unos cuantos años sin molestar a los meros meros que se encuentren gobernando o dirigentes polí­ticos de oposición que no quieren piedras en el camino; dos, servir de pantalla de impunidad para todos aquellos que no solo van a gozar de ciertas canonjí­as y privilegios que el cargo les da, fuera de ganar un sueldo en dólares más viáticos, gastos de representación, etcétera, sino que además y esto es lo más importante, se abre la puerta del mamotreto para que los presidentes y vicepresidentes de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Honduras y República Dominicana al abandonar sus cargos, encuentren un refugio por si alguien quiere machucarles la cola por actos u omisiones cometidas durante su mandato. He aquí­ pues por qué surgió el parlacen, que ni ha cumplido con sus demagógicos objetivos, ni sus funciones más importantes fuera de que ninguna de sus resoluciones es vinculante para nadie lo que hace que pierda su eficacia, si es que alguna vez se la quieren dar.
 Llama la atención que en Guatemala varios expresidentes y el presidente actual han dicho que no asumirán sus cargos en el parlacen, sino, por el contrario, denunciarán el tratado para que nuestro paí­s se salga de él, tal como lo hizo Panamá, para quien van mis respetos.

 En cuanto al otro caso, al de la corte centroamericana de justicia, fue creada por primera vez en 1907, pero se disolvió en 1918, reactivándose de nuevo en 1994, como parte del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) conforme al protocolo de Tegucigalpa integrándola inicialmente El Salvador Honduras y Nicaragua no así­ Costa Rica y ¡Asómbrese usted! tampoco Guatemala, hasta que en el 2009, nuestro «digní­simo» presidente de la República ílvaro Colom, ratificó el ingreso de Guatemala lo que constituye otra de las grandes obras de su gobierno.

Como en el caso del parlacen, esta corte tiene sus objetivos puntuales que no son más que puras pajas o pajas puras que usted conocerá ahorita: «Desarrollar su naturaleza comunitaria y funcionalidad en los Estados  parte del Sistema de Integración» y «Garantizar el respeto del derecho comunitario mediante la interpretación y ejecución del mismo en los Estados miembros del SICA». ¿Cómo lo garantiza? ¿Cómo lo ejecuta? Vaya usted a saber.

Esta Corte está integrada por dos titulares y dos suplentes elegidos por los representantes de las Cortes de cada paí­s, pero debido a sus «múltiples ocupaciones» tiene en su organigrama a un nutrido personal compuesto por asesores, voceros, personal de protocolo, un departamento administrativo, otro de prensa, pasantes, departamento de tesorerí­a, de contabilidad, de recursos humanos, etcétera, etcétera.

Bueno pues, en septiembre, se acuerda de elegir también a nuestros representantes al parlacen al cual se incorporarán Espada y Colom. Y a propósito ¿Quienes son los representantes de Guatemala en la llamada corte de justicia centroamericana?

CUMPLIR CON LA LEY DE PROBIDAD. Todos aquellos que han manejado fondos públicos tienen diversas obligaciones legales ineludibles  que aunque casi nunca se cumplen, por negligencia, desinterés, mordidas o causas semejantes por parte de las autoridades, por fin,  me congratulo de que la Contralora General de cuentas, Licenciada Nora Segura y el Tribunal Supremo Electoral, hagan lo que deben hacer, cumplir con la ley, (lo cual aquí­ casi es un sueño), al exigir a los candidatos a cargos de elección, el finiquito correspondiente tal como lo determina el artí­culo 9 de la Ley de Probidad, a fin de evitar que mafiosos que tienen pendientes juicios de cuentas, sanciones por malos manejos e incluso juicios penales, busquen seguir mamando del erario nacional y continuar desempeñando cargos que les han servido para enriquecerse. No basta decir que se es honrado, hay que demostrarlo.