Dormir mejor


El insomnio ha sido considerado como uno de los trastornos del sueño más frecuentes.  Abarca la dificultad para conciliar el sueño, despertarse frecuentes en el transcurso de la noche y el despertar  de manera pronta.  El cursar con este problema nos ocasiona cambios en nuestra vida de forma personal e interpersonal.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Hay diversas causas de insomnio,  las hay  de tipo orgánico y  pueden también ser una manifestación  de un trastorno psiquiátrico.   Entre algunas de ellas podemos considerar al insomnio como una queja   acompañante a determinadas enfermedades fí­sicas (como la hipertensión arterial, diabetes, fibromialgia,  cambios hormonales, entre muchas otras),  secundaria efectos adversos de algunos medicamentos y a la abstinencia a algunas sustancias adictivas como el alcohol. También, a la utilización de sustancias  estimulantes como el cigarro, el café, bebidas «energizantes».

La depresión y los trastornos de ansiedad son entidades psiquiátricas que suelen acompañarse de insomnio.  En la primera es más común encontrar que la persona refiere que se despierta de manera temprana y ya no puede reconciliar  su sueño.  En la ansiedad la dificultad expuesta con mayor frecuencia es en el inicio del sueño, la dificultad en su conciliación.  Factores que desencadenan el aumento de estrés  propician el surgimiento de esta dolencia.

En el tratamiento de insomnio es importante destacar los factores de higiene del sueño, debido a que estos nos pueden ayudar  a enfrentarlo, entre ellos encontramos:

1. Evitar sustancias estimulantes del sistema nervioso  y especí­ficamente interrumpir su consumo por lo menos 6 horas antes de irse a acostar. (Sustancias ricas en cafeí­na: café, bebidas gaseosas, té, chocolate.  Consumo de cigarrillos).

2. No utilizar alcohol para facilitar el inicio del sueño.

3. Comer de manera ligera antes de acostarse.

4. Hacer ejercicio de manera sistemática todos los dí­as por las mañanas, evitar el ejercicio vigoroso en las 3 a 4 horas previas al acostarse.  

5. Cuidar el ambiente de manera que se disminuyan los estí­mulos externos y ello nos ayude a dormir mejor.  Minimizar los ruidos, la luz, cambios extremos de temperaturas, la presencia de insectos.

6. Aunque no hayamos dormido bien la noche anterior, procurar levantarnos y acostarnos a una misma hora.

7. Si no tenemos sueño será bueno tomar un libro y leer sentados, escuchar música.  Evitar entrar en ansiedad  porque es la hora en que debemos dormir.

 

Si las medidas de higiene son aplicadas y aún  persisten  dificultades para poder dormir,  puede ser necesaria la evaluación profesional del uso de fármacos y debe considerarse la posibilidad de que exista  un desorden de tipo psiquiátrico o alguno de los otros factores anteriormente mencionados que dificultan el proceso de dormir.

A quienes cursan con insomnio, no es necesario recordarles que este problema conlleva a otros más.  Al dí­a siguiente la persona se levanta cansada, su concentración y capacidad de rendimiento en las actividades cotidianas se tornan pesadas.  El carácter y la capacidad de respuesta ante las demandas sociales y laborales pueden presentar deterioro con manifestaciones de mal genio e irritabilidad.  Por lo que este problema ha de abordarse de la manera más rápida posible con la finalidad de que no interfiera en la calidad de vida de la persona que lo presenta.